domingo, 28 de marzo de 2010

Capítulo VIII- Añoranza al pasado

Lo llevaron al penal San Jorge, en donde estuvo situado en el pabellón de reos primarios. Un policía de estatura mediana y con una prominente barriga lo llevó a su celda. En medio de los escombros, se encontraba un joven que estaba leyendo la Biblia. Era un muchacho alto, con apariencia desvalida, ojeroso pero limpio, cansado de tener esperanzas.
Renato entró a la celda con cierta desconfianza, el sujeto le extendió la mano en señal de amistad.
      -Me llamo Karl
      -Hola, yo soy Renato.
      Hubo una pequeña pausa en la conversación. Ninguno de los dos sabía qué más decir.
      -¿Y por qué estas aquí?-retomó Renato.
      -Hace cinco años vine desde Irlanda a realizar un trabajo el cual nunca finalicé –bajó la cabeza-. Fue una estupidez, la peor que he cometido en mi vida. No sé en que pensaba en ese momento. Estaba desesperado en conseguir dinero y caí en un gran abismo del cual no pude escapar. Fui burrier en muchas oportunidades. La primera vez, pensé que seria la única, pero la verdad no fue así. Ellos (los proveedores), una vez que saben que has hecho bien tu trabajo, te fichan y no te pierden el rastro. Yo me negué a seguir, pero ellos tenían a mi familia bajo su poder, me amenazaban con matarlos si no seguía con el juego. No tuve otra opción.
       -Cuanto lo siento.
       -Estamos en las mismas.
       -Sí, no hay nada que hacer.
       Todo lo que viviría en la cárcel seria nuevo para él.
       Pasaron unas horas y el mismo policía abrió las rejas.
       -Es la hora de la comida –dijo Karl.
      Se ordenaron en una gran e interminable cola para recibir un plato frió de comida. Para Renato era repugnante lo que tenia que comer, vomitó del asco. Los demás lo miraban con asombro y se burlaban de él. “Ese chibolo es un típico hijito de mamá, no va durar mucho”, decían.
      Llegó la hora del baño. Todos se bañaban en el mismo lugar. Renato avergonzado no dejaba de mirar a todos lados.
      -¡Hey!, se me cayó el jabón –dijo un moreno grandulón.
      -¿Y? –respondió de mala manera Renato.
      -Recógelo.
      -Recógelo tú, seré tu hincha acaso.
      El tipo soltó una carcajada y llamó a los demás reos. Dos lo sujetaron del brazo y lo obligaron a agacharse. Al ver que éste se resistía, lo golpearon salvajemente, hasta que no pudo más y lo violaron. Era muy común esos tipos de bienvenidas en las cárceles.
       Después de una borrachera brutal, Yardel llega a su casa a altas horas de la noche. En su pantalón se podía ver los indicios. Su ropa olía a destrucción: estaba perfumado con marihuana, el olor se le había impregnado en casi todo el cuerpo.
      Thalia, su madre, lo esperaba en el mueble de la sala. Cuando lo vio entrar, se enfureció y lo mandó a bañarse para que se le quitara la ebriedad.
     Luego de algunos minutos, Yardel sale del baño con la toalla empapada, entra a su dormitorio y se cambia.
      –Necesito hablar contigo.- dijo la madre que estaba detrás de la puerta esperando el momento propicio para dialogar.
      Yardel ya estaba cambiado.
      –Pasa –respondió sin más preámbulo.
      Thalia jala la silla de la mesa y se sienta, Yardel estaba parado.
      –Ha pasado mucho tiempo desde que nos mudamos de Barrios Altos –prosiguió Thalia.
     –Sí, como olvidarme. Ya son ocho años desde que nos mudamos, ahora vivimos en una zona ficha.- sonrió.
     –¿Y te sientes feliz aquí?
     –Obvio, si lo tengo todo. Mi vida es un sueño, mejor imposible.
     –Pero, ¿nunca te has sentido solo?
     –¿Solo?, ¿por qué lo dices?
     –Porque siempre he estado trabajando y me dediqué muy poco a ti –bajó la cabeza–. Además, nunca has tenido una figura paterna.
     –Eso a mí no me interesa, hemos salido adelante juntos –cerró los puños con mucha fuerza–. No quiero acordarme de ese canalla.
     –Cuando me separé de tu padre, no sabía qué hacer. Pensé en irme al abandono, pero tenia que ver por ti. Lo recuerdo como si fuera ayer, tu padre entró a la casa drogado y empezó a golpearte sin motivos, tenías tan sólo diez años. Al darme cuenta no pensé y reaccioné instintivamente como una madre que siente peligro. Me lancé sobre él y lo agarré de los cabellos, volteó y con un fuerte manotazo me tiró al suelo, estaba sangrando. Felizmente que se le pasó y se fue al dormitorio. En su comida le puse diasepán, gracias a eso entró a un sueño profundo. Busqué una maleta y guardé toda la ropa necesaria, salimos con veinte soles en el bolsillo y fuimos a la casa de tu abuela. Ella gustosa aceptó alojarnos, nos instalamos y decidí no volver a esa casa. Nunca es tarde, me preparé e ingresé a una universidad estatal, gracias eso no pagué ninguna mensualidad. Me gradué en ciencias de la comunicación y ahora tengo éxito en un famosísimo noticiero. Salimos de la casa de mi madre y nos mudamos a San Borja. Lo demás ya lo sabes.
      Yardel se quedó con los ojos abiertos, lo había olvidado. Como gotas de lluvia, desmesuradamente caían lágrimas por su mejilla.
      Se abrazaron de una manera tan conmovedora, que esa imagen nunca se borrará del recuerdo de ambos.
       –Gracias por ser mi heroína.
       El sueño y el cansancio fueron más que Yardel y quedó dormido aparentemente.
       –Siempre lo serás todo –la escuchó decir cuando salía del cuarto.

jueves, 18 de marzo de 2010

Capítulo VII - La peor estupidez

Muy tarde en la noche, Thiago no podia conciliar sueño. Aquellas escenas vividas hacía unas horas no dejaban de repetirse en su mente. No era posible que detrás de esa princesa que había conocido, estaba un ser tan ruin como lo era su padre. No le importó que fuese madrugada, eran casi las cuatro y media. Salió con su perro a caminar por el parque, donde con un cigarrillo en mano no dejaba de analizar lo ocurrido. Ese día no pudo dormir.
Era domingo y aunque todavia no amanecia, agarró su telefono y marcó el número de Tony. Él aún no llegaba a casa. Contestó su madre preocupada. Thiago se sintió tan impotente que maldijo ese día.
      Por otro lado, Renato estaba terriblemente angustiado. Su padre le dio un ultimatum de que si no conseguía trabajo lo botaban de la casa. Ya estaban cansados de criar a un hijo tan engreido que sin merecer lo tenía todo. Pensó en sus amigos y al día siguiente en la universidad, les contó para que lo ayuden a conseguir un trabajo.
      –Veré si mi viejo te puede ayudar –indicó Tony–. Ven a mi casa a eso de las ocho de la noche.
      A pesar que Renato era uno de los primeros puestos en la universidad, cuando venian gente de empresas para contratar a los estudiantes, no lo escogían ya que no pasaba la prueba de entrevista. Era muy tímido con la gente que desconocía. Tenia un caracter introvertido.
       Renato estaba muy entusiasmado. Llegó puntual al encuentro pactado. El papá de Tony le abrió la puerta. Luego de un apretón de manos suben a la pequeña biblioteca que estaba ubicada en el tercer piso. Pudo apreciar que no era nada pequeña, al contrario, era muy extensa. Tenía cálidos muebles, una enorme mesa negra, un giganteso armario donde estaban innumerables libros. El piso era elegantísimo, estaba diseñado con lo último de la moda europea. En la pared había un retrato de una hermosa mujer, que de seguro era la madre de Tony.
      –Bueno, mi hijo me dijo que necesitabas trabajo.
      –Sí –respondió Renato encogido de hombros.
      –Dime, ¿tienes un buen trato con la gente?
      Renato se incomodó porque tocaron su talón de Aquiles.
      –Se podria decir que sí.
      –¿Consideras que tienes "pasta" de líder?
      –Considero que el lider además de que se nace se hace.
      –Buena respuesta. ¿Tienes alguna experiencia laboral o sea administrando una empresa?
      –La verdad que no -sonrió-. Pero siempre hay un comienzo.
      –No se diga más. Dentro de mes y medio habrá un concurso de puestos para los nuevos administradores. Tú sabes, soy gerente general y tengo mucho peso. Fácil y te consigo un puesto de jefe de área.
        Renato abrió los ojos, sorprendido. Bajó la cara y la volvió a subir. Esta vez lo miró a los ojos.
        –Señor, necesito el trabajo lo más antes posible.
        –Lo siento. Tendrás que esperar. No sería muy ético que despida a alguien y a los minutos contrate a un conocido. El trabajo lo tendrás, sólo habrá que esperar.
        Renato se sintió con la soga en el cuello. En su casa, sus padres le dieron como ultimatum de que si no conseguía trabajo hasta el viernes se iba a despedir de los lujos de su casa.
        –Gracias.
        Se extendieron la mano. Sale de la casa desconcertado y encuentra a Isabella. Se saludan con un beso en la mejilla. Muy nervioso le cuenta su problema.
        –Te puedo ayudar –dijo Isabella–. Bueno, sé quien te puede ayudar.
        –¿Quién?
        –El amigo de mi padre –hizo una pausa–. Eso sí, no se lo digas a nadie.
        –Ok –respondió Renato en señal de extrema confidencia.
        Isabella toca el tema con su padre y él, desinteresado, acepta contactarse con su amigo.
        –Cítalo mañana en la Plaza de Armas, frente a la Catedral.
        Al día siguiente recibe un mensaje en su celular que le indicaba sobre el encuentro. Nunca se imaginó que sería el comienzo del final. Cogió lo primero que había en el closet y fue a darles el encuentro.
       Llegó al lugar. Encuentra al padre de Isabella sentado con un hombre misterioso. Él no era de Italia. Tenía rasgos latinos, supuso que era de Colombia. Era de piel morena y tenia pelo crespo. Vestia smoking y en la boca tenía un puro.
       –Hola muchachón –dijo aquel hombre misterioso.
       –Buenas tardes –en ese momento Renato sintió un nudo en la garganta.
       –Vamos a ir directo al grano –replicó aquel hombre sacando una pequeña caja.
       Renato frunció las cejas en señal de desconfianza.
       –Quiero que lleves esta mercaderia en tu cuerpo. La envuelves y te la tragas pedazo por pedazo. No te pasará nada, este método es infalible.
       Miles de ideas pasaron por su mente, no sabía qué pensar ni qué responder. Estaba entre la espada y la pared. Sabía que era como jugar en un abismo: el mínimo error lo pagaría muy caro. No tenía otra opción.
       –¿Cuánto me pagaran?
       –Mucho, mucho.
       –Aproximadamente.
       Aquel hombre moreno chasqueó la boca.
      –Mil dolares, ¿qué mas puedes pedir para algo tan facil?
      Renato era de esas personas que nunca decían "no" ante una petición.
      –Ya pues...
      Ese problema lo atormentaba. Se puso distraido, ensimismado en aquel asunto. En la universidad no ponía  atención a la pizarra. La cabeza le daba vueltas.
      –¿Qué te pasa? –preguntó Thiago.
      Luego de un rato movió la cabeza negativamente.
      -No, nada.
      Thiago se dio cuenta de que algo le estaba pasando a su amigo.
      El día pactado llegó. Envolvió los gramos de cocaína con un guante quirúrjico en forma de grandes píldoras y se las tragó. Le dijo a  sus padres que se iba a ir una temporada al extranjero con la universidad, presintió que quizás no los volvería a ver después de mucho tiempo. Se despidió de ellos con un fuerte y emotivo abrazo. Se dirigió al aeropuerto en taxi. No pudo aguantar el gran malestar que sentia debido a lo ingerido.
      –¿Dónde está el baño?, me siento mal –dijo Renato.
      –¿Qué tiene? –respondió el supervisor.
      –Un fuerte dolor de estómago.
      –¿Llamo a un médico?
      –No, no. Nada de médicos. Sólo quiero ir al baño.
      –Bueno, siga defrente a la izquierda.
      –Ok.
     Renato defecó y vio que la "mercadería" estaba flotando en el excusado. Sin pensar se las tragó de nuevo. Estaba totalmente asqueado por lo que se cepilló los dientes para así anular el hedor producido.
      Al salir del baño se encuentra con el supervisor.
      –Señor, su vuelo se ha retrasado debido a unos inconvenientes.
El vuelo era a la una; el próximo salia a las cuatro de la tarde. Renato sintió que se estaba hundiendo en un pantano. Su rostro se desencajó al escuchar aquella noticia. La droga se le estaba reventando en el estómago. No creyó que pudiera aguantar más y volvió ir al baño. El supervisor se dio cuenta de esto y llamó a los oficiales. Estaban esperándolo afuera del baño. Lo llevaron a un cuarto en donde un tipo le ordenó que se desvistiera para asi poder revisarlo.
      –¡Llama a DIRANDRO! –dijo el supervisor al sospechar de que algo no estaba bien.
      Vinieron los seguridad de DIRANDRO (Organización de policia antidrogas) y con un fierro pincharon su maleta de bodega.
      –Esto es droga –dijeron los oficiales.
      –No, no –suplicó– ¡Esto no es mio!
     Renato estaba hecho mierda, en ese momento deseó no haber nacido. Lo llevaron a la cárcel de inmediato. Entre las rejas maldecía haber cometido esa estupidez, la desesperación y las malas decisiones lo llevaron a un nefasto final.
    Sus padres y amigos lloraron su pérdida. Fue en eso cuando Isabella no aguanta más y le cuenta a Thiago que fue por su culpa.  Thiago se sintió traicionado, sabía que no podía confiar en ella. Desde ese momento se alejó de ella y la odió por algunos días.
    
      
       

viernes, 12 de marzo de 2010

Capítulo VI - La italiana

Era una tarde muy lluviosa de otoño. Tony se encontraba solo en casa. Estaba perdiendo el tiempo con su laptop cuando se escucha que alguien toca el timbre. Malhumorado se aproxima a la puerta, cuando abre se lleva una gran sorpresa.
–¡Hola!, soy tu nueva vecina –dijo la misteriosa muchacha.
La chica que tenia enfrente era muy hermosa, en sus ojos peleaba las llamas del crepúsculo, sus labios eran como pétalos perfumados. Jamás había visto antes una chica tan bella como ella.
–Hola –respondió Tony a penas pudo sacar la voz. A pesar que tenía mucho éxito y experiencia en el trato con las mujeres. Esta vez, no fue así. Se quedó atónito al verla–. Pasa.
      La chica entra y se sientan en el mueble. Ella se presenta. Se llamaba Isabella Antoniacci Picasso. Había llegado de Italia hace un par de años atrás, debido a los negocios de su padre, negocios de los cuales no quiso entrar en detalles. Seguía siendo un misterio. Estudiaba en la universidad de Lima. Luego de parlotear un rato, el incomodo silencio se apoderó del lugar. Para entrar en mayor confianza, Tony saca una botella de Whisky Jack Daniels y empiezan a tomar mientras conversan. Estaba acostumbrado en hacer eso; traer chicas y emborracharlas. La noche los sorprendió. Intentó besarla, pero ella lo esquivó. Ansioso con las ganas lo dejó. Las horas pasaron cuando vuelven a tocar la puerta, los golpes eran tan fuertes que parecía que en cualquier momento iban a tumbar la puerta. Tony extrañado abre la puerta y se encuentra con un tipo alto, blancón, con facciones europeas. Desde el momento que lo vio pudo saber que era un tipo matonesco, altanero, de pocos amigos.
      –¡Isabella! Sé que estás ahí adentro –bramó aquel tipo.
      –Qué pasa, ¿lo puedo ayudar en algo? –trató de entibiar el ambiente que se había creado.
      –Papá, siempre te comportas así. Ya salgo... –dijo Isabella, en su voz se podía apreciar el miedo que sentía.
      Aquel tipo la sujeta del brazo y salen sin despedirse. Desde ese momento Tony empezó a odiarlo y sintió la curiosidad de saber quién era en realidad.
      Al día siguiente, Tony le devuelve la visita, sin importarle lo que podía pasar y la invita a la fiesta por inicio de clases de su universidad. La vida le parecía sonreír a Tony, no era feliz desde hacía mucho tiempo atrás.
      Llega a la universidad y comenta a sus amigos inseparables acerca de su nueva vecina.
      –¡Putamadre! Tengo una nueva vecina, está más rica, encima es italiana.
      Sus amigos se rieron y empezaron a joderlo. Dejó bien en claro, que aunque sea italiana y fuera lo que sea, no aceptaría una relación comprometedora. A él le gustaba el amor libre. Era un amante a la literatura. Recitaba poemas desde los de Neruda hasta los de Bukowski. Leía a Faulkner, al Gabo García, a Vargas Llosa. En sus más locos y remotos sueños pensó en escribir como ellos. Por otro lado, sentía que esa chica no le correspondía, era la única que no había caído en sus encantos y su galantería. No quería manchar esa imagen que se había creado. Entonces dejó de ilusionarse.
Se quedaron Tony y Thiago, los demás se habían ido.
      -Un clavo saca otro clavo – dijo Tony.
      -¡Ja! Cuando no tú – respondió Thiago
      -Cuando veas a esa chica, vas a quedarte estúpido, más de lo que estás –añadió Tony – Te olvidarás de rita, ya lo verás.
      Se rieron.
      -Lo malo, es que es un poco misteriosa
      -En qué sentido.
     -Como que guarda secretos, será que no se siente mucho en confianza. Es natural, recién nos conocemos.
      -Será…
      -Su padre es un desquiciado, averiguaré muy pronto a qué se dedica. Tengo un mal presentimiento.
      -No te metas en problemas por las puras.
      El día de la fiesta llegó. Todos estaban entusiasmados, interesados en conocer a la chica misteriosa de la que hablaba Tony. Se reunieron afuera de la discoteca. Como siempre, Tony fue el último en llegar. Vino acompañado de Isabella. Al verla se miran unos a otros, la saludan y entran. Hubo una conexión entre Thiago e Isabella. Era algo inevitable, fue el comienzo.
      Las almas bohemias disfrutaban la música contemporánea, estaban en su éxtasis. Las drogas no podían faltar. No se divertían hace muchísimo tiempo. Thiago no quiso perder tiempo y sacó a bailar a Isabella, no se desprendía de ella en ningún momento. Sus amigos se dieron cuenta y se rieron a sus espaldas. A pesar de esto, a Isabella no le incomodaba. Había encontrado algo en él que le llamaba la atención. Se quisieron comunicar, pero la extrema bulla fue un cruel cómplice. No tuvieron otra opción que salir de la discoteca. Estaban en la calle de las pizzas, subieron a un taxi y fueron a Larcomar. La intimidad de la playa en la noche era un excelente complemento para este encuentro furtivo. Thiago saca un cigarrillo de su bolsillo y se lo pone a la boca. Dialogan sobre ellos dos. Thiago la piropea diciéndole que era la mujer más bella que había visto. Isabella se sonroja y baja la cabeza. Thiago la mira a los ojos y la besa. Fue algo tan sublime, que luego de ese beso Thiago queda perdidamente enamorado de ella. Isabella voltea el rostro y argumenta que no es una chica fácil, que eso no debió pasar. No podía engañarlo, los sentimientos encontrados la delataron. Echó a llorar y murmuró que su padre iba impedir su relación.
      –Tú no conoces a mi padre. Mi papá es un hombre muy peligroso. Si nos ve juntos me llevaría a Italia u otro país y a ti te mataría.
      –Qué hablas. Ni que fuera loco.
      –Está en negocios turbios. El entorno en que se maneja es demasiado peligroso.
      –No entiendo. Explícame.
      –Mi padre es narcotraficante.
      Al escuchar estas palabras quedó estupefacto. Sintió que estaba en un barco, sin brisa, sin dirección, estacionado en medio del mar. Empezó a recordar las palabras de Tony: “Cuidado. Esa chica es algo misteriosa”. “Su padre es un desquiciado, averiguaré muy pronto a qué se dedica. Tengo un mal presentimiento”. No lo podía creer.

domingo, 7 de marzo de 2010

Capítulo V - Nada es imposible

Tony invitó a Thiago a su casa, en Las Lomas. Conversaron de la vida y de sus amores. Thiago le contó que había terminado con Rita. Ese mismo día, Thiago decidió visitarla sin avisarle. Para su suerte, encontró su casa entreabierta. Sigilosamente subió las escaleras, sin imaginarse lo que más tarde vería. Entró a la habitación y encontró a un hombre echado encima de Rita, estaban moviéndose desenfrenadamente, se encontraban jadeando y sintiendo placer. Al escuchar el ruido de la puerta; éstos se percataron de la presencia de alguien más. Rita y Thiago se miraron a los ojos. Thiago confundido, encolerizado, se sentía traicionado, se sentía estúpido por haber confiado en alguien que jamás mereció estar con él. Sin mencionar ninguna palabra, salió de la habitación y se fue de la casa. Estaba hecho mierda, no pensaba que iba a ser engañado de esa forma. Antes de cometer una estupidez, llamó a Tony, su mejor amigo y decidió contarle lo que había ocurrido. Tony lo consoló diciéndole que ella no lo merecía, y que no se deprima más. “Las mujeres abundan. Se descubrió que en porcentaje, hay siete mujeres en relación a cada hombre. Así que ándala olvidando” decía Tony. Tony no se preocupaba mucho en ese tema, ya que era él, el que engañaba a sus enamoradas. Aprovechaba su prodigiosa labia para conocer chicas. Además de contar con un excelente físico. Tenia pelo rubio ondulado, poseía una nariz respingada y tenia un metro ochenta. Tenía todo a su favor. En la universidad era conocido como el "Player”, ya que jugaba con cuanta chica conociera. Sin duda, era envidiado por los hombres y solicitado por las mujeres.
      Leslie se sentía mal. Su enamorado la había dejado sin decir nada. Ni un adiós. La relación de ellos era muy buena. El día que cumplían un año, ella lo llamó a su celular, no contestó. Lo peor de todo, es que ese número estaba fuera de servicio. Pensó que quizás se le había perdido, ya que él era muy olvidadizo. Luego de dos días, ella va a su casa a visitarlo. Llega al vecindario. Toca la puerta y nadie contesta. Vuelve a tocar y no recibe respuesta alguna. Hasta que un vecino le dice que él se había mudado hace dos días y que desconocía su nueva dirección. Al escuchar aquellas palabras, quedó fría. Se inmovilizó. Tuvo que pasar cinco minutos para que se recuperara del shock que recibió. “Todo iba tan bien. Por qué tuvo que pasar esto”, se preguntaba una y otra vez. Después de pensarlo por una semana llegó a la conclusión de que ella se había descuidado en su apariencia. Lo cual era totalmente falso. Era una chica de veinte años. Llevaba el pelo suelto cual rebelde se apreciaba. Tenía una excelente figura. En donde se podía apreciar sus contorneadas curvas. Tenía el peso preciso para su talla. Desde ese día dejo de comer como lo hacia antes. No desayunaba. Se iba a la universidad sin probar alimento alguno. En el almuerzo comía lo menos posible. Siempre la comida terminaba en el baño. No podía retener el alimento y vomitaba. La ira, el cansancio, la ansiedad, la soledad y el aburrimiento la consumían. No tenia autoestima.
      Thiago tampoco la pasaba muy bien. Desde que rompió con Rita, había perdido esperanzas de volverse a enamorar. Estaba decepcionado de las mujeres. “Todas son iguales”, decía. Pasó dos años desde ese día tan funesto. Durante ese tiempo se sintió solo. A pesar de ir a las discotecas a ver si le ligaba alguna chica fácil, lo cual sucedía de vez en cuando. No encontraba la solución para acabar su situación. Un tiempo decidió ir a un prostíbulo llamado “Mete and pulls”. Se armó de valor y fue a dicho establecimiento. Al bajar del bus, estaba nervioso, sudaba frío y las piernas le temblaban. Entró al lugar y vio a un negro, tan negro que parecía azul. El cual le extendió la mano en señal de bienvenida.
      –Muchacho, tú sabes que este lugar es para mayores de edad –dijo el negro.
      –Sí, lo sé –respondió Thiago sacando de su billetera su DNI.
      Al ver el DNI, el negro lo deja pasar y le dice que suba al cuarto cuatrocientos dos, donde estaba Kassandra esperándolo, la única prostituta disponible. Thiago obedece y sube las escaleras sigilosamente. Se detiene en dicho cuarto y antes de entrar se persigna. Toca la puerta y la recibe una chica más o menos de diecinueve años. De cuerpo escultural. Se miran asombrados.
      –¿Thiago?... Qué haces aquí.
      –Kathy, ¿tú qué haces aquí?
      Se abrazan fraternalmente y dialogan sobre esos dos años que habían pasado sin saber nada del otro. Kathy le cuenta que su padre había fallecido y su madre estaba medio loca. Debido a esto dejó la universidad y se dedicó al trabajo más antiguo del mundo. Thiago le cuenta que había terminado con su enamorada. Que había sido engañado vilmente. Que ya no creía en las mujeres. Al decir esto se le derramaban las lágrimas. Katty lo vuelve a abrazar consolándolo. Y le dice que no todas las mujeres son iguales. Que es demasiado joven para estar pensado en esas tonterías. La oscuridad y el silencio se hacen cómplices de este encuentro. Katty se quita la ropa. Empieza quitándose la blusa y el brasier. Thiago olvida que la mujer que tenia enfrente era la mejor amiga que tenia en la secundaria. La coge de la cintura y se deja llevar por la lujuria y el deseo que le recorría por el cuerpo. Ambos quedan totalmente desnudos. Thiago la carga y la recuesta en la cama y la besa lentamente desde el cuello hasta el estomago. Ella abre las piernas y Thiago después de besarla en los labios la penetra. Fue quizás la noche más linda que tuvo hasta ese entonces. Nunca lo olvidó.
      Por su parte, Alexis hacia el mayor esfuerzo posible para hablar como lo hacia antes. Se negaba a quedar mudo por el resto de su vida. Un día vio un documental de un hombre que sufre un accidente en avión, queda gravemente herido y en estado vegetativo. El hombre se negaba a la idea de quedarse en el estado en que se encontraba y se prometió así mismo volver a caminar dentro de seis meses. También se lo prometió al doctor, que no le creyó y lo compadeció. Después de un sinnúmero de intentos fallidos, logra poder moverse con dificultad, hasta que pudo caminar con muletas. Esto sirvió de ejemplo para los demás enfermos del hospital. Pasaron seis meses pero no podía caminar por sus propios medios. Al octavo mes por fin pudo caminar sin dificultad. Demostrando que nada que no esta en la mente es imposible de realizar.
      Mientras tanto, Leslie faltaba a la universidad. No tenía deseos de nada. Sus amigos la iban a visitar a su casa, pero como sentían que no podían hacer nada, dejaron de hacerlo. Sólo Alexis no desistió en ayudarla. La iba a visitar en los fines de semana, ya que a pesar de su estado no había abandonado la universidad. Su vida no cambió radicalmente. Seguía estudiando y sacando buenas calificaciones. Al momento de comunicarse lo hacia con un cuaderno, en donde escribía lo que quería decir. Leslie notó en él que le importaba. Le prometió cambiar. Se internó en un centro de ayuda para mujeres que padecen anorexia y bulimia. Luego de nueves meses salió sana. Con ánimos de vivir. Había encontrado en Alexis un motivo para seguir adelante. De salir de ese pantano, ese lugar lleno de mierda en donde se encontraba y volar con sus alas hacia un futuro mejor. El día en que salió de dicho centro se fue a la casa de Alexis. Luego de saludar a doña Claudia se encuentra con Alexis y le da un beso en la frente. Alexis saca su cuaderno y escribe: “Te tengo una sorpresa”, “vayamos al parque, a un lugar más íntimo y te mostraré”. Extrañada acepta. Salen y se enrumban al parque más cercano. Al parque donde hace un año Roberto había visto por última vez al profesor Gómez.
      –Le… Les… Le –empezó a balbucear Alexis.
      –¡Alexis! –responde asombrada.
      Ella nunca se imaginó que el tiempo en el que estaba internada, tratando de salir de su problema, él también estaba haciendo lo posible para solucionar el suyo. Hacia unos días que Alexis había recuperado el sentido del habla. Pero no se conformaba con eso y quería hablar normal en menos tiempo.
      –Lesly. Gracias a ti, encontré una razón para acabar con esta situación.
      Lesly llora en sus hombros. Alexis la abraza sin decir nada más. Luego, le dice para estar. Ella acepta. Después de dos años, nueve meses y trece días él recupera el sentido del habla a la perfección.

viernes, 5 de marzo de 2010

Regreso de Metamorphosis

Ha pasado ya un día, después del concierto. Pensaba escribirlo a penas llegara a casa, pero las ideas no fluían como pensé. Tenía que descansar.

Ayer estaba en el barrio chino saliendo de un restaurante de Buffett por el cumpleaños de mi abuela. Mishel, prima que no veía hace mucho tiempo, me dijo para ir al concierto de Metamorphosis, yo ya sabia del concierto, pero no sabia si ir. Nos dirigimos a Cailloma, lugar donde se iba a realizar dicho evento. Como estaba cerca fuimos caminando sin importar el peligro de la noche; los choros que estaban al asecho y los travestis y lolitas parados ofreciéndose.

Llegamos. Estuvimos afuera un buen tiempo, noté que éste no iba a ser un concierto como los que se hacen en Los Olivos o en Barranco. Iba a ser algo más íntimo, más caleta. Los “komuneros” estaban chupando afuera, estaban vestidos de negro, todos, algunos a pesar del verano, estaban encasacados. No había nadie conocido. Como haciendo hora nos dirigimos a Quilca para comprar unos puchos. Al entrar a la tienda de libros, nos recibieron muy alegres tres tíos que estaban tomando. Una, nos atiende. Mi prima le paga con un billete de diez soles, a sorpresa de nosotros, la chica le da como vuelto cerca de dieciocho soles, habrá pensado que le dieron veinte soles. Salimos confundidos y al darnos cuenta de la equivocación de ésta, la picamos ya que en cualquier momento iban a salir y corretearnos por la plata. Volteamos la calle y llegamos nuevamente al local, pero esta vez entramos.

En el camino encontré a Sajid, un pata que no veía hace dos años, nos saludamos y seguí caminando. En ese momento estaba tocando IxAxNx. El vocalista se me hacia conocido, después de ver los saltos que hacia y escuchar esa voz característica en él, me di cuenta que era el ex vocalista de NOEXISTIMOS. Tocó regular, no aburrió. De ahí, subió Paroximia, que también cumplió pero no brilló.

Era el turno de Metamorphosis, el plato de fondo. El único motivo que tuve por ir a ese concierto. Subió Garzo. La gente estaba como loca, pidiendo que tocaran “Gokú”. Yo estaba parado muy cerca del escenario así que vi el setlist y sabía que “Gokú” iba a ser la última canción. La comenzaron con “Respirar”. Luego, tuve la oportunidad de sentarme al borde del escenario. Sentía todos los golpes que ocasionaba la gente figuretti que se paraba en el escenario y se tiraban como rockstars. Después de tres canciones tocaron “Inolvidable, imperdonable”, la mejor canción de la noche quizás. El público coreaba la canción: “Inolvidable, todo el tiempo que pasé contigo. Imperdonable, saber que ya no estás aquí”. Otros más decididos pogueaban y disfrutaban con júbilo. Esa alegría que Metamorphosis ocasionó en la gente que asistió fue innegable. Era el regreso de la banda, no tocaba hace cuatro años. En “sometimes”, un pata al querer lanzarse al público, me jala. Recuerdo como caía en cámara lenta, era una sensación única. Pensé que me iba a sacar la mierda. Felizmente, un seguridad me extendió la mano, sin dudarlo lo sujeté y me repuse. No me caí. Me bajé y luego me senté de nuevo en el borde, esta vez más atento. Después de muchas canciones, Garzo dijo que sólo faltaban dos canciones, las cuales fueron “Marihuanito” y “Gokú”. En “Gokú” se armó un super pogo, la parte del "Kame Hame-Ha" lo fue todo. Sin duda fue demasiado. Gracias Metamorphosis. Ahora si puedo decir: "valió la pena haber gastado diez lucas".



PD. Con este video verán que no miento, la gente se lanzaba del escenario como loca. Ese día lo fue todo carajo.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Epístola a mi perra

Un día como hoy se fue Pitufa, mi leal y fiel perra.
Gracias por todos estos años.
Descansa en paz.

Sé que aunque no estés tangiblemente a  mi lado,
siempre formarás parte de mí.