Después de postular a la San Marcos y no ingresar, no sabía cual iba a ser mi porvenir, tomé una decisión, sin pensar: meterme a la CEPREVI (Pre Villarreal). La verdad que nunca estuve entusiasmado con esa universidad, lo hacía para ahorrarle la incomodidad a mi viejo de pagarme mensualmente una universidad particular.
El primer día, fue como casi todos los días, aburridísimo, la gente no conversaba, se dedicaban a repasar sus putos libros y yo que no soy nada estudioso, me aburría con facilidad. Habré hecho algunos “amigos” por ahí, bueno, gente con quien pasar el rato, cabe resaltar que a cualquiera no se le llama amigo, esa palabra está tergiversada en estos tiempos.
Lo más anecdótico en esos tiempos fueron los profes, merecen ser narrados en este post:
El profe de Historia era un viejo de casi medio siglo de existencia, un tipo muy locuaz, muy divertido; valía la pena escuchar sus clases, además que sabía un culo, hacía las clases muy amenas, muy aputamadradas. Fácil estaba medio quemado, siempre se metía en los personajes de la Historia e imitaba las voces de Robespierre, Napoleón, Hitler y esas celebridades; como se dice: “la vivía”. Criticaba al catolicismo y al gobierno.
La profe de Literatura era un gordita, hacía una maestría en la PUCP; literata por profesión y mercadóloga frustrada, antes de meterse a Literatura, estudiaba Marketing en la USIL y al ver la extrema dificultad de Estadística, supo que esa carrera no era la suya.
El profe de Lenguaje era un chato, cabeza de libro. Me lucía en sus clases, claro, todo gracias al curso de Uso de Lenguaje que hice en la Pre San Marcos. Al término de la clase contaba un fragmento del Amor en los Tiempos del Cólera, uno de mis obras favoritas, ya la había leído un par de veces en el colegio y lógico, la sabía de principio a fin. Todos en el aula ponían la mayor atención posible en los relatos. Era increíble saber que de todo el aula la gran mayoría, para no decir casi todos, no había leído tal majestuosidad de obra, con razón que el Perú esta como está, penúltimos en lectura, carajo.
PD. Decidí retirarme de aquella institución, en las tres últimas semanas. Necesitaba crecer y tal vez hacer un esfuerzo en lo económico, postulé a la Richi, ingresé tercer puesto en Administración. Escribí todo de nuevo, hablando con metáforas; una nueva vida con nuevas responsabilidades, nuevo entorno socio-económico, nuevas preocupaciones, nuevas metas, nuevos retos, nuevo todo. Ahora que estoy a puertas de mi cuarto ciclo, no me arrepiento de aquella decisión, quizá fue una de las más acertadas que hice en mi vida.