viernes, 31 de diciembre de 2010

Los clones


    Era el primer día de clases del último año escolar, la normalidad, de repente, fue interrumpida por tres misteriosos alumnos; hablaremos acerca sólo de dos de ellos, porque el tercero es un ser tan insignificante que no merece ser leído por ustedes, mis amigos (y es así, los considero mis amigos, porque son cómplices de cada hecho vivido, porque los amigos saben cosas de sus amigos y ustedes al leer cada post mío, se enteran de mi no tan maravillosa vida). Era curioso verlos porque se parecían a dos de nuestros compañeros, por eso se ganaron, muy pronto, el apodo de "los clones".
      Nunca, nunca había visto a una persona tan callada como el clon de Norvil, sólo hablaba con el otro clon, y eso, si se le puede considerar monosílabos como fluidos diálogos. Un día, uno de los tantos días, hice una broma (no voy a decir que era el payaso de la clase, pero de vez es cuando amenizaba el ambiente con mis ocurrencias); todos se cagaron risa, menos él, ni siquiera mostró una puta sonrisa, parecía que era un ser hecho de piedra.
      Caminaba con mi gran amigo Yogui...
      –Agregué al clon de Norvil hace una semana –inició Yogui.
      –¿Qué si? –respondí desinteresado– ese huevón es el que nunca habla, ¿no?... Fácil es un loco messenger, típico de esos cojudos.
      –Putamadre, peor, es un enfermazo –cuando lo dijo, pude ver sus ojos desorbitados, reflejando un asombro colosal– me mandó un video porno de los que ve.
      Lo miré sin decir nada esperando que prosiga con la historia.
      –Nunca había visto un video tan asqueroso... A la flaca la penetraban dos huevones y al final, ella se toma la orina de uno de esos patas.
      –Putamadre, ¡qué asco! –respondí inmediatamente– ese huevón debe ser un desquiciado.
      La noticia se divulgó muy pronto y se ganó la fama de pajero, enfermo sexual, depravado, maniático, violador. Dentro de esa coraza de adolescente taciturno se encerraba un ser despreciable, una persona con graves problemas mentales y psicológicos, porque para ver esas cochinadas es un loco de mierda.


                                                        ************


      Alejandra, por su cumpleaños, nos invitó al Iguana Rana; ahora tiene otro nombre y bajó de level; antes tenía un level respetable (los que han ido alguna vez me darán la razón). Nos encontramos en su casa. Como nunca, todos estábamos bien vestidos, yo que nunca usaba camisa, terminé usando una. Bueno... el clon de Yogui, que fue el último en llegar, como dirían los paletazo, estaba vestido totalmente OUT! (qué cabrito sonó, pero no hay otra manera de describirlo): polera anchaza, buzo con un millón de bolsillos y tabas de quince lucas. Lo vimos y no le dijimos nada. Nos enrumbamos a dicho local. Llegamos. Hicimos cola. Nos sentíamos recontra palteados porque era una discoteca que no entraban menores de edad: nosotros teníamos dieciséis.
      Ale habló con el gorilón que cuidaba la puerta y le metió un buen floro. Entramos de a pocos, hasta que noté que la cola no avanzaba.
      –Lo siento –dijo el gorilón– no puedes entrar.
      –¿Por qué? –respondió confundido el clon de Yogui– si soy invitado y estoy en lista.
      –Mira como estás vestido... la discoteca se reserva el derecho de admisión.
      El clon de Yogui desperado nos veía; Rubin, yo y los demás ya estábamos adentro. En medio de su locura le pidió a Rubin que se sacara la camisa y se la preste para poder entrar. Los intentos del pobre muchacho tornaban inútiles, para no cagarnos el plan, decidimos embarcarlo, porque estábamos recontra empilados y no nos íbamos a ir por ese cojudo. Además, esa vez estuvo inolvidable, quizá merece ser contada en otro post. No es por ser un mal hablado, pero lo ocurrido con el clon de Yogui fue lo más vergonzoso que vi en toda mi vida.




PD1. El clon de Yogui actualmente estudia Derecho en la San Burrin... espero que ahora sí tenga éxito en las discotecas. El clon de Norvil... no sé nada de él. Espero que no forme parte de los grupos de pederastas que hoy en día vemos en las noticias.
PD2. Bienvenido 2011, este año lo tiene que ser todo, carajo. Un saludo para todos ustedes y feliz año nuevo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Y si hubiera pasado...

Era una estrellada noche de invierno. Tenía ocho años, me encontraba fuera de mi casa, jugando con la pelota, seguro haciendo dominaditas; solía jugar con mi primo y los chibolos del barrio, de los cuales ya no me hablo actualmente, a excepción de mi primo Lucho. El ambiente era tranquilo y se respiraba una normalidad característica de las noches frías y solitarias, cuando de pronto, se estaciona un auto blanco, de lunas polarizadas, dentro del auto estaban tres patas, los pude percibir por escuchar tres voces diferentes. Una puerta delantera se abre a medias y un tipo de unos veintitantos años me ve fijamente. “Tenemos gatitos y los estamos regalando, no sé si querrás alguno”, dijo. Con la inocencia de mis ocho años no percibí ninguna malicia y me puse a pensar rápidamente sin decir nada. “Mamana (así le digo a mi abuela) tiene varios gatos, así que mejor no”, pensé. Al verme dubitativo atacaron, “Son bonitos los gatos, si quieres verlos, anda a la puerta trasera”, dijeron. “Gracias pero ya tengo gatos”, les respondí. Al ver tremenda negación, cerraron la luna delantera y se fueron rápidamente.
      A los minutos mi Tío Fernando, que había venido de Cañete a visitar, sale de la casa de mi abuela, que queda al costado de mi casa y me pregunta lo sucedido. Le explico y luego de hacerlo, pude ver en su expresión, un asombro, una incomodidad y una leve molestia. “Como pueden dejar solo a un niño en la noche”, dijo.

PD. Años más tarde, me dí cuenta que si hubiera entrado a aquel auto blanco, algo malo me pudo pasar, tal vez, no estaría escribiendo esta historia y definitivamente no sería el mismo, si es que estuviera con vida.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Rompiendo la distancia

ESCENA I

(En el Messenger, con ella, que no la veía hace mucho, ya que se había ido a EE.UU)

       MAGGI: You are the best. Te extraño tanto.
       CHRIS (risas): Recuerdo cuando iba a tu casa caminando y al final salía tu abuela diciendo que no estabas.
       MAGGI: ¿En serio?, no lo sabía.
       CHRIS: Y tu hermanito que siempre jodía...
       (Deseaba tanto revivir esos momentos).
       MAGGI: El que estuvo a mi lado siempre y me consoló cuando lloré y estuvo adelante viéndome pasar vergüenza bailando.
       CHRIS (Sin responder)
       MAGGI: El que tenia una botella de alcohol en la mochila
       (Me hizo recordar esas épocas perfectas, donde no había ningún problema, cuando vivía el presente y no vivía angustiado pensando en el futuro.)
       CHRIS: Espero que nos volvamos a ver el próximo año.
       MAGGI: Qué emoción… yo también. Quiero volver a ser tu mejor amiga, como antes, aunque ya no nos podamos abrazar.
       CHRIS (Como siempre frío): Los tiempos cambian.
       MAGGI: Jamás cambian para mí, a menos que hayas cambiado.
       (Cambiando de tema)
       MAGGI: Y qué me regalarás para mi cumple.
       CHRIS: La historia que te prometí, un post en el cual sólo hable de ti y así recuerdes esos momentos perfectos que vivimos.
       MAGGI: Eres lo máximo apiii. 


 

ESCENA II

        CHRIS: ¿Qué hay de Briggite?
        MAGGI: No sé.
        CHRIS: ¿Cantaba bien no?
        MAGGI: Supongo…
        (Hace mucho tenía una banda punk, yo era el vocalista, pero necesitábamos una voz melodiosa y además alguien que atraiga al público así que decidí decirle a Maggi, que le diga a su amiga Briggite; una hermosa chica de pelo rubio y cachetes bien pronunciados, una de las chicas más atractivas del colegio, para mí, la más rica; que se una a la banda. Un día al ver que no le respondía los mensajes de texto, Maggi me envía uno diciendo: “Si fuera Briggite, al toque contestarías”, y me cagué de risa al leerlo ya que no tenía saldo y era cómico que se ponga celosa por eso. Y cuando le hizo el pare a una flaca que quería conmigo, diciéndole: “Qué quieres con mi api”, la chica al día siguiente me vino con la queja).


ESCENA III

        CHRIS: Muy pronto serás mayor de edad, fácil y ya no me necesites.
        MAGGI: ¿Cómo que no?, te juro que cuando sea mayor de edad pasaré el año nuevo contigo.
        CHRIS: ¿En serio?
        MAGGI: Sí
        CHRIS: ¿No me estás hueviando?
        MAGGI: No, no te estoy hueviando
        CHRIS: Ahora en momentos difíciles como estos necesito de los verdaderos amigos.
        MAGGI: Te quiero y siempre estaré aquí cuando lo desees.
        CHRIS: Pero ahora estamos tan lejos, tangiblemente.
        MAGGI: Tú siempre estás en mi corazón, no importa la distancia.


PD1. Feliz cumpleaños Maggi, espero que este humilde post aya sido de tu agrado. Nada me hará más feliz que volverte a ver.
PD2. Me di un pequeño break ya que hoy acabaron mis finales y salí bien cagado en algunos cursos, tendré que irme al susti a hacer milagros, si es que salvo algun curso se los cuento en el siguiente post.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Silvia

Piero desde la primera vez que la vio se enamoró. Silvia era una chica de sonrisa angelical, le gustaba la música pesada y, para la mala suerte de Piero, tenía enamorado. Era un tipo alto, pelucón y con cara de huevón. Qué suerte tienen los feos. Piero no era muy querido por el grupo, la mayoría pensaba que era uno más; a pesar de eso, me caía bien. Tuvo que esperar a la fiesta de promoción para decírselo.

–Provecho, Rodríguez –gritó el instructor con gran sarcasmo, mientras estaba comiendo mi grasiento pollo a la brasa.

Sonreí y en mi mente dije: "Anda nomás conchatumadre". Levanto la mirada y veo a Silvia y a su peor es nada discutiendo, habían terminado y él estaba más insoportable que nunca. Piero se acerca –cabe resaltar que la fiesta recién empezaba y ya estaba ebrio– y lo abraza.

–Yo la voy a hacer feliz –le decía, mientras el otro lo miraba lleno de rencor.

El pelucón se libera.

–Desaparece antes que te reviente –le respondió, mirándolo fijamente a los ojos.
Me hizo recordar a los gallos cuando se mechan frente a frente.
–Se van a pelear –gritaba Silvia, desesperada.

Me acerqué y cachosamente le dije: "Qué pasa Silvia". No sé cómo pero cuando volví a clavar la mirada estaba Blind, Tataje, el loco y Yogui deteniendo a Piero y al pelucón. "Ya fue brother", le dije para consolarlo.

Luego de dos horas, la gente estaba ebria. Piero estaba hecho. Al intentar bailar, patea una botella de cerveza. El instructor al ver eso nos llamó la atención, bueno, me llamó la atención, ya que era el único del grupo a quien conocía. "Rodríguez, cuidado con tu grupo, una más y los boto", sentenció. "Qué alguien lo ayude a sentarse, está hasta las huevas", dije.

Nunca podré olvidar esa expresión de extrema tristeza y el profundo dolor que sentía.

–Estuve esperando esa oportunidad y ese huevón la caga –decía– Yo la amo, por qué siempre me pasa esto.

Mientras Silvia y su galán bailaban una canción de salsa, besándose y olvidándose del mal entendido que habían tenido.

martes, 16 de noviembre de 2010

Noches gélidas, alcohol y cigarrillos

Cenaba junto a mis padres viendo un conocido programa sabatino, cuando de pronto, alguien tira algo con suma violencia contra la puerta. Mis padres me miran confusos, pensando que fue obra de alguna pandilla. Mi papá, molesto, abre la puerta a ver quien era. 

–Disculpe señor –dice el loco–, es que el perro estaba gruñéndome y si tocaba la puerta, de repente me mordía. 
–Hubieras llamado –respondió mi papá, con más calma–. Pensamos que habían tirado una piedra y que querían romper la puerta. 

Al escuchar una voz familiar salgo y lo veo, lo saludo; mi papá entra a la casa. 

–Puta madre, te demoraste un culo –dije viendo la hora. 
–Tuve unas cosas que hacer –respondió mi gran amigo. 

Caminamos hacia la casa de Yesenia, en el camino hablábamos de todo, desde cosas sin sentido hasta asuntos de la universidad. Pasamos por Metro y al frente, compré un par de vinos (en ese tiempo estaba muy bien financiado y por ende, tenía toda la plata del mundo para gastar) y el loco, una cajetilla Marlboro. 

En unos escasos minutos llegamos a la casa de Yesenia. Tocamos. Nos abrió su primo. 

–Hola –me presenté– ¿está Yesenia? 
–Sí –respondió su primo– ahorita sale. 

Conversando, fumando y tomando vino, matábamos el tiempo los sábados. Luego de tomarnos los vinos, Yesenia y su primo se aportaron un ron Cartavio. 

–Chicos, acá cerca hay un pub donde toca una banda de rock –dijo Yesenia– que tal si vamos. 

Después de parlotear, decidimos ir. 

En la puerta de dicho pub, se encontraba un sujeto que conocía a Yesenia, se veía que se tenían mucha confianza. Entramos. Escogimos donde sentarnos y pedimos una jarra de cerveza. El sujeto de la puerta seguía hablando con Yesenia, pero cada vez era más meloso. Su primo conversaba conmigo y con el loco. La mesera trajo la jarra, probamos y nos llevamos un fiasco: era agua con cerveza. 

–Aj, conchasumadre –dije– una huevada este lugar. 
–Mejor hubiéramos seguido con el ron –añadió el primo de Yesenia. 
–Hay que traerlo –dijo el loco. 

Lógico, no dejaban entrar al pub con trago de afuera. Pero no sé cómo, a los veinte minutos, entró el primo de Yesenia con el ron, camuflado. En el transcurso de los veinte minutos, loco y yo, mirábamos la mesa del costado, eran cinco patas rodeando una chica, que por cierto, era muy bonita, vestía una blusa celeste y esos shorts minúsculos; nos parecía familiar, creo que estudió en nuestro colegio, pero era como tres o cuatro años mayor. “Qué tal perra”, fue el comentario entre risas. 

–Listo, el ron y la coca cola –dijo sonriente el primo de Yesenia. 

Como estaba un poco embriagado agarré las botellas y mismo barman mezclé dichas sustancias. Chupábamos sin problemas, el alcohol era un gran aliado para salir de la realidad. 

–Si apruebo Matemática II –dije mirando fijamente al loco- compro un vodka y chupamos los dos juntos. 

Esa fue la gran promesa que hice aquella noche. Estaba a punto de jalar el curso, ya tenía dos prácticas jaladas y el parcial con 06, felizmente, me estaba dejando de huevadas y empecé a estudiar duro. 

Salimos del pub y fuimos a la casa de Yesenia. Ella entró a su casa, y yo, sentía ganas de vomitar. 

–Voy a buitrear –dije en joda. Pero al final se concretó. 

Llegamos a mi casa. Toco la puerta y en un segundo me abre mi madre, enojada. Paso y dejo al loco sentado afuera. 

Al día siguiente entro al Messenger y los encuentro en línea. 

–Oye no pienses mal –dijo Yesenia. 

Intrigado, abro otra ventana y le pregunto a loco lo que pasó y me dijo que ella y el pata de la puerta se besaron más de una ocasión, bueno, toda la noche estuvieron agarrando. Producto del alcohol no recordaba aquellas escenas. 

–Puta madre –le dije al loco– estaba tan ebrio que me perdí de esos detalles. 

Enterado de lo sucedido, regreso a la conversa con Yesenia. 

–No te preocupes –le dije– mejor hablemos de otra cosa.


PD. Después de la sacadera de mierda que me di, logre aprobar MATEMATICA II, y loco desapareció de repente, sin decir nada. Loco, si alguna vez lees este post, recuerda que te debo el vodka que te prometí, estoy esperando con ansias revivir aquellas noches de alcohol.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Primer aniversario del blog

“Si no hubiera sido por el profesor de Taller de comunicación oral y escrita, Marco Lovón, este blog no existiría y por ende, nunca hubiera escrito”

      Era un día soleado de octubre. El profesor Marcos Lovón, licenciado en lingüística en la  UNMSM pidió como trabajo crear un blog y además publicar una poesía para la siguiente clase. Todos nos quedamos estupefactos con la noticia. Teníamos que hacerlo ya que valía una nota de práctica. “Putamadre, escribo hasta las huevas”, dije recordando mis incursiones en la literatura, en el colegio –está es una confesión– Hacía unos meses había leído “La fuerza de Sheccid” y recordé que el personaje principal leía poesías, unas de ellas, me fascinó. Busqué el libro y la transcribí, haciendo algunas modificaciones en los versos y cambiándole de título, la titulé “Doncella”, en honor a la chica más hermosa que había conocido en la universidad.
      Al día siguiente, leyendo de mi hoja, recité la poesía. Al término de la poesía hubo un silencio sepulcral, pasó unos breves pero a la vez eternos segundos y de repente, comenzó la algarabía, todos, sí, todos en la clase, aplaudieron y gritaron emocionados, encantados por la poesía. Cuando ya todos habían terminado de recitar, el profe preguntó cual había sido la mejor, Giomara dijo que era la mía, el profe dijo que también le había gustado y así quedó entre las mejores. El saber que a la gente le podía gustar lo que escribía me hizo seguir adelante y seguir escribiendo.
      Cinco días pasaron y escribí “Me la hiciste otra vez” inspirado en un amor lleno de rencor y decepción. Ese fue el primer post hecho por mí. Comencé a escribir por mi cuenta, con mi inspiración, acerca de mis vivencias y así nació “El baúl de los recuerdos olvidados”, un sitio personal donde escribo las cosas más anecdóticas, ridículas, estúpidas e increíbles que hayan pasado en mi corta existencia. Ese post de “Doncella” lo eliminé porque era un plagio y nunca más volví a plagiar, porque sé que tengo esa facilidad de plasmar mis ideas en palabras.

“Hubo una vez en la que evalué seriamente en dejar de escribir”

      Este año me enteré que en mi universidad había un concurso de Literatura, los "Juegos Florales URP”. No sólo participaba gente de mi universidad sino que cualquier otro alumno de cualquier universidad podía concursar, así que la competencia iba a ser reñidísima.
       Me dediqué a tiempo completo a escribir un cuento en las vacaciones de invierno; en crear la historia; en mejorar los párrafos, línea por línea; en enriquecer los diálogos. Hasta tuve que consultar a mi profe Marcos Lovón acerca de algunos supuestos errores ortográficos.
      Cuando vi que no figuraba entre los ganadores ni siquiera en mención honrosa, caí en una decepción fatal, pensé en dejar de escribir, en ser como cualquier otra persona que no lee ni escribe. Andrés me dijo: “Si piensas dejar de escribir solo por perder un puto concurso eso demuestra que no eres un artista y un escritor de verdad”. Muchas personas me consolaron y me dijeron cosas parecidas, de que siga escribiendo, que era solo un concurso. “Dejar de escribir me hace sentir que la lucha no valió nada”, pensé. Y seguí escribiendo, olvidando el tonto concurso, escribiendo porque me da la gana y me encanta hacerlo y por todos los lectores que entran a mi blog para ver lo último que he escrito, que están pendientes como Blind (personaje en muchas historias). Sin ustedes mi blog no es nada. Gracias.

lunes, 1 de noviembre de 2010

No me gusta bailar

Bajamos del taxi. La oscuridad de la noche nos infundía confusión. Había tres locales juntos, en donde, al mismo tiempo, se realizaban fiesta de quince años. Los locales estaban decorados con telas blancas y rosadas. Tipos enternados vigilaban la puerta.
–¿Dónde es ah? –dijo Pino.
Pino era mi mejor amigo de la primaria. Habíamos dejado de vernos hacía tres años, pero nunca es tarde, las buenas amistades nunca se pierden.
      –Hay que preguntar por la quinceañera –dije sacando la tarjeta. Me acerqué a un tipo gigantesco– ¿Ésta es la fiesta de Jackie, no?
      El tipo nos miró de pies a cabeza y sonrió.
      –Sí, pasen por favor –dijo.
      –Espera, vamos a comprar cigarros –dijo Pino.
      Nos dirigimos a una señora que vendía chicles, cigarros y caramelos.
      –Dame un Kent –señalando la cajetilla– ¿Has probado ese cigarro?
      –No, nada –Tenía dieciséis años y era un total inexperto en el tema de los cigarrillos. Es más, ese fue el año que me inicié, fumando, claro.
Entramos y prendimos un cigarrillo. Vimos como estaba el ambiente. Estaba vacío. Sólo estaba la familia y algunos invitados. Lorena y sus amigas se acercan a nosotros.
      –Chris –dijo Lorena– viniste.
      Sus amigas nos miraban lujuriosamente. Luego cuchichearon un rato.
      –Él es punk, no baila –dijo mirándome–. Has venido a bailar, me supongo.
     En ese tiempo estaba metido en la honda punk, iba a conciertos, pero nunca afirmé que lo era. También iba rara vez a tonos, pero lo hacía por compromiso, para hacer hora, pero no bailaba, no me gustaba, además, no sabía bailar.
      –Claro que voy a bailar –dije inseguro.
     Me presentó a sus amigas y le presenté a Pino.
     –Vamos a perrear toda la noche –me dijo una de ellas.
     Sonreí y prendí otro cigarrillo.
     Comenzó la ceremonia, la parte más aburrida. Teníamos que jalar una pita, el que se llevaba el anillo, se hacía el chambelán. Pino fue el suertudo. Lo miré y sonreí. Pino había ido a esa fiesta, solo para acompañarme, en realidad, no conocía a la quinceañera. Luego de las palabras de los padres, le tocaba hablar a la quinceañera. Jacky sólo atinó a decir: “Nada, que comience la fiesta”. En vez del típico “Danubio azul”, escogió bailar con el chambelán el tema del momento, una canción de dj Warner. Luego una salsa. Todos se reían disimuladamente al verlos bailar. Hacían cualquier cosa menos bailar salsa.
      A penas empezó la fiesta, empezaban a entrar los maleantes del colegio, la continuaban de otro tono. Pino y yo nos sentamos un rato, pero en eso se acercan dos de las amigas de Lorena y nos sacan a bailar. Ella se voltea y empezaba a moverse lascivamente. Yo, miraba a otras parejas e imitaba los repetitivos pasos. Al ver que no sabía bailar me dijo: “Amigo, un toque, estoy cansada”. Y se fue a bailar con otro tipo. Había quedado como el más perdedor de la noche. Otra chica me saca a bailar, pero esta vez, mejoro los pasos y sin querer aprendo a bailar, bueno, a tener ritmo. La fiesta se hacía más divertida y la pasaba bailando sin cesar, como nunca. La prima de Jacky se pone delante de mí y empieza a moverse de una manera brutal, ponía sus manos al piso y movía las caderas desenfrenadamente. Sin duda, era una de esas chicas que bailaba en perreotecas, como Los Botes.
      –Te dejó chiquito –me dijo Lorena.
     Reí. “Si pues”, sentencié avergonzado. Para no quedar mal, saqué a bailar a Jacky, una salsita. Era totalmente inexperto en bailar salsa, pero al menos tenía más ritmo que ella.
      –Sabes bailar –me dijo.
      Terminamos de bailar y nos sentamos en las banquitas. Una de las chicas más populares, se sienta al costado y empieza a dormirse, acostada en mi hombro. Sonreí sin saber que hacer.
      Eran las tres y media de la madrugada y era la hora de irnos. Paramos un taxi y nos fuimos. Pino al bajarse dijo: "Cuidado, cuidate". Me puse un poco nervioso y miré el retrovisor. Pensé: “Cualquier cosa abro la puerta y salgo de esta huevada”.
      –Son ocho soles –me dijo.
      Busqué en mis bolsillos y no encontré la cantidad sugerida.
     –Un toque, voy a tocar la puerta, y le pago –Bajo. Toco la puerta y sale mi madre.
     –Dame ocho soles, el taxista está esperando.
     Con el dinero en mano me dirijo al taxista y le pago. “Muchas gracias”, finalicé.

lunes, 25 de octubre de 2010

Disappointed and surprised

Lenin y Kathy eran una pareja dispareja, salían a todas partes juntos y, debido a sus caracteres tan distintos, llevaban una relación un poco tormentosa. 

A los seis meses de estar, Kathy es invitada al cumple de una amiga llamada Ana, ésta también invita a Lenin, más que todo por quedar bien. 

Lenin bien cambiado, perfumado, y con su mejor ropa, sale de su casa a recoger a Kathy. Ella lo esperaba sentada en el mueble; vestía un ceñido y minúsculo vestido. Lenin no era celoso, no le interesaba, al menos, no le preocupaba. Salen y toman una combi en dirección a la casa de Ana. En el camino se dan unos besos bien calientes y apasionados, que dejaban atónitos a los pasajeros; sin saber que fueran los últimos que se darían. Bajan en una zona peligrosa, donde los pirañitas, escondidos en la oscuridad, estaban al acecho. 

–Promete que te comportarás –le dice Lenin a Kathy, sujetándole la mano– por favor. 
–Que estas insinuando –mirándolo a los ojos–, crees que soy una perra, ¿acaso? 
–Solo te digo –Lenin tenía un mal presentimiento. 

Entraron y saludaron a todos. Algunos piropos un poco vulgares empezaron a incomodar a Lenin, Kathy se empezaba a ensalzar. 

La primera canción fue una salsita de N’talla; Lenin sin pensar sacó a bailar a Kathy. Siguieron bailando hasta que un tipo de aspecto “Daddy Yankee”, osea, un flow, un sucio reguetonero, sugiere a Kathy bailar una canción con él. Lenin normal, se la cede. Luego se va con sus amigos a mojar la garganta con unas cusqueñas bien heladas. Tragos iban y venían. Y como todo ser humano, sintió hacer necesidades fisiológicas. Se dirige al baño y encuentra en la puerta a Ana. Sorprendida y un poco nerviosa, le dice para bailar. Lenin con la urgencia, le dice que para la siguiente canción, que salga del baño y normal. Lenin la hace a un lado, gira la manija de la puerta y se da con una gran sorpresa: el flow estaba detrás de Kathy, ella, con el vestido levantado y él con los pantalones abajo. Kathy giró la cabeza y logró ver a Lenin huyendo, palteado, resignado, humillado, hecho mierda. 

"Encima la perra esa, se enoja conmigo, como si yo fuera el culpable", me dice Lenin, con el rostro desencajado y el ligero tufo producido por el trago, yo, sin palabras, lo consuelo diciendo: “Ya fue causa… no vale la pena”. Y seguimos tomando, como si nada hubiera pasado.


jueves, 21 de octubre de 2010

Bromas capaces de destruir una amistad

      El aburrimiento se apoderaba del día, para colmo de todos los males, tocaba química. El profesor entra y comienza su clase. Me sentaba en la fila del centro, en la última carpeta, junto a Yogui. El profesor Barrera, apodado callo en honor a su mano, pasaba por los asientos y sin explicación alguna, se paraba al final del salón, justo detrás de Yogui. Esta escena se repetía siempre que tocaba su clase, mis compañeros al darse cuenta empezaron a burlarse.
      –Yogui, ¿qué fue? ¿callo ta' templado de ti? –dijeron en grupo.
      –Oe qué hablan, no hablen huevadas –respondió
      –Nah ese weon quiere algo contigo –dijo Echia.
      –¿Ah?
      –Porque crees que se para detrás tuyo y te empieza a sobar la espalda –continuaron– Qué tal cabro, se deja manosear.
      Pasaron unos meses y me uní al grupo que se burlaba de él. Como el HI5 estaba de moda en ese tiempo, creé uno en joda, el cual, más tarde, sería el motivo de mi casi expulsión, felizmente no se concretó.
      En la clase de computación abro el HI5 para que todos observaran.
      –Creé un HI5 de cayo con yogui.
      Empiezan a leer los supuestos datos. Rieron.
      –Te pasaste de pendejo, cómo vas a poner intereses: Nada, sólo estar al lado de mi perrita y tirármelo.
      –Ta' que se me ocurrió –respondí y luego de eso solté una carcajada.
      –Pero a esta huevada le falta, con mi cel le tomaré foto, pero necesito que me pases la contraseña –dijo Echia.
      –Ya, como si las huevas.- respondí
      Acto seguido en la clase de química, esta vez en el laboratorio, Echia le toma foto a Callo cuando estaba "ayudando" a Yogui y luego lo sube al HI5. Esa página se hizo tan famosa, que medio colegio estaba agregado al HI5 "xXxporsiempretuyatamaraxXx". Ahora no sólo un grupito se burlaba de él, sino era todo el salón, hasta la más sana. Nos pusimos de acuerdo en sentarnos en las primeras carpetas y dejar a Yogui atrás, cuando Callo se acercaba, todos decían: "Mira, mira, se lo va a cachar" "pobre perrita", murmuraban los estúpidos.
      Naturalmente perdimos la amistad de Yogui, lo que comenzó en joda se agravó. Yogui, traumado por las burlas, era el primero en llegar y sentarse en las primeras carpetas, aún así siguió la joda.
      Un día cansado de ser humillado se le enfrenta al profesor.
      –¡Ya deje de fregarme! –exclamó desesperado.
      –¿De qué hablas? –interrogó el profesor.
      –Por su culpa todos me molestan –mirando a todos lados
      –Dime quienes te molestan –con las venas salidas del ojo.
      Teniendo la oportunidad de cagarnos y culpar a los que siempre lo jodían, respondió: "Todos, todos me molestan".
      Pasó el tiempo, y el hijo del profesor, agrega el HI5, indignado por esto, le cuenta a su padre, muy furioso comienza a hacer investigaciones de quienes fueron. En la hora de tutoría entra un alumno de otro salón.
      –¿La alumna Yesenia?, el profesor Barrera la busca.
      Todos al darse cuenta del fin, empezaron a temblar y desear que el año escolar acabase. Después, el auxiliar llama a Blind, transcurridas unas horas sube asustado.
      –¡Putamadre! El director ya se ha enterado, dicen que van a expulsar a los que han creado esa huevada. Ya te cagaste.
      –Ni cagando, no tengo miedo. Diré que no he sido ¿no habrás dicho nada, no?
      –Mira, el auxiliar me llevo a la sala de computo y un chibolo encapuchado abrió el HI5, y me obligaron a culpar a alguien, pero no dije nada.
      –¿Encapuchado? –reí – ¡hablas pichuladas oe!
      –Firme huevón –respirando con dificultad– obvio si alguien sabe su identidad, fácil lo masacran.
      –¡La putamadre!
      Llegó el último día de clases, como era costumbre en mi colegio, se realizaba una aburrida ceremonia de clausura. Un estúpido del otro salón le toma foto a Cayo, y se empieza a reír con su pata.
      –Dame esa cámara –dijo Callo al pescarlo.
      –Profe yo no soy –respondió el imbécil, que no sé ni como se llama, asustado.
      En ese momento Koky, Echia y yo; estábamos mirándolos de cerca.
      –¡Qué tal huevón pues! –Respondió Koky, luego de reír.
      –¿Ustedes qué se ríen? –dijo Cayo mirándonos– Ya sé quienes han sido, Koky, Rodríguez (yo), Echia, suban a la oficina del director.
      Sorprendido por las palabras, no hice caso, y me fui a otro lado, un lugar en donde no me pueda encontrar, nunca lo hizo.
      Era el final, al despedirme de mis compañeros, se acerca Yogui.
      –Oe ya fue –dándome la mano – dejemos esa palta.
      Me sorprendí por tan noble acción.
      –Claro, discúlpame, fui un imbécil.
     Nos dimos un abrazo en señal de esa amistad incondicional que tenemos, por cosas de la vida nos volvimos a encontrar en verano, y tener anécdotas que jamás olvidaremos.

PD. Este fue uno de mis primeros post, pensé que no muchos lo habían leído, por eso lo publiqué de nuevo.

sábado, 16 de octubre de 2010

Recuerdos

      Recuerdo a mis perros. Rambo, el perro más leal que tuve; recuerdo cuando desapareció un mes y regresó justo el día de mi cumpleaños. Estaba cambiandome para ir al colegio y de pronto, escuché un grito desesperado y emocionado de mi papá exclamando su nombre. Todos salimos y lo encontramos golpeado y con el rabo entre las patas. A los meses desapareció de nuevo, pero esta vez nunca más volvió. Pitufa, esa perra distinguida, con pelaje dorado y enormes ojos. También recuerdo a Rex, el tío de Lucas –Lucas es mi actual perro–, todo rechoncho y con su pelaje crespo; nunca debió morir.
Recuerdo cuando estudiaba en el Santo Domingo. Cuando me la daba de pendejito en sexto de primaria e imitaba al profesor Pajuelo. Cuando fui paje en primavera un millón de veces. Cuando perdiamos en fútbol, bueno, la última vez quedamos tercer puesto aunque sea. Cuando quedé bicampeón en ateletismo: medalla de oro en cien metros planos y carrera con postas. Cuando la sobervia me pasó una mala jugada. Concursaba en postas, pasé la meta y me detuve, sobervio, esperando a que me felicitaran, cuando a los segundos pasa otro y gritan: segundo (solo clasificaban dos) y yo reclamo argumentando que yo era el segundo y el hijo de puta ese dijo que la meta estaba más allá ¡Mentira! me detuve en el lugar donde había comenzado, osea la meta; pero siempre hay esos conchasumadres. La cosa es que aun así debí seguir corriendo como los atletas profesionales que corren dos metros de más. Como olvidarme de la gente del colegio pues. Maggi, la mejor amiga que tuve en quinto de secundaria; fue la única que me dio un fuerte abrazo por mi cumpleaños y podía confiar en ella siempre. Carol, la perra que hace mucho me rompió el corazón (cuando tenga los huevos para contarlo, escribiré la historia, pero se los aseguro, será la historia más aputamadrada que escribiré en mucho tiempo). Yogui, el loco, Blind , Tataje y Rubin; pasaron momentos inolvidables conmigo (las historias que escribo son testimonios de lo que viví con ellos) y tantas cosas carajo. Por último, Carito, cuando antes de hacernos amigos me decía joven. Un día me dijo: "¿Qué puedo hacer para que seamos amigos?" (en ese tiempo era prejuicioso y sin conocerla no la pasaba), "Prestarme tu cuaderno", fue mi respuesta. Al final nos hicimos grandes amigos pero ahora que está en LA DE LIMA no sé de ella.
      Recuerdo cuando iba a las vacaciones útiles del trabajo de mi papá. Cuando el carro nos esperaba en el aeropuerto y nos ibamos a muchos lugares. Esos burguesitos, algunos eran hijos de los gerentes de CORPAC, eran más lisurientos, ahí aprendí a decir algunas lisurillas. Cuando las chibolas huecas cantaban las canciones de Britney; los maleantes, las canciones del Chongo y; la gente de mi hermano y yo ( Como era chibolazo escuchaba lo mismo que mi hermano), Limp Bizkit o Korn. Y aquella hermosa chica que estaba junto a mi, todo el tiempo, ella tenía once y yo diez.
      Recuerdo cuando bajaba a conciertos de música subterranea con mis amigos y con mis primas. Esos pogos tan brutales. En un concierto al poguear se me salió la zapatilla, me agaché para recogerla y un brother dijo: "Cuidado brother, levántate". Lo miré, "Se me a salido la zapatilla" dije mostrando mi pie que estaba con media. Al poco tiempo un tío me devolvió la taba. Felizmente que la encontré porque estaban nuevas y peor aun, eran unas ADIDAS originales. Cuando formaba parte de una komuna llamada "Naranja Mecánica" (por la película rockanrollera) y tomaba mis primeros tragos. Cuando vino Insite, vi en persona y de cerquita a Aree. Y El Rock en el parque IX que se realizó en el parque de la exposición en plena lluvia.
      Recuerdo cuando salí del colegio y me tocó enfrentar una dura realidad, el postular a universidades estatales y no ingresar. Cuando ingresé a LA RICHI tercer puesto en administración y gerencia; no me lo esperaba en realidad. Cuando creé el blog y al escuchar los aplausos, en la clase de TCOE, por mi poesía, descubrí que lo mío era escribir.

PD. Siempre es bueno recordar aquellas cosas bonitas que uno pasó. La vida es así, vivir el presente y cuando se pueda, recordar lo positivo del pasado y seguir adelante.
PD2. Hay muchas cosas buenas que por falta de memoria no las escribí.  

domingo, 26 de septiembre de 2010

La profezorra

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      Tony esperaba el examen desde su asiento, ubicado estratégicamente en la primera carpeta de la fila izquierda, en dirección de la puerta. Detrás de él se sentaba Stephany, aquella chica que le había robado el corazón, aquella que iluminaba sus días con esa sonrisa resplandeciente y esa mirada tan penetrante. Cursaban el segundo ciclo. Tony estudiaba Literatura; Stephany, arte.
      La profesora de matemática, Elizabeth o profezorra como le decían, había entrado con mucho sigilo, en sus manos permanecían herméticos los exámenes. Después de entregar los exámenes, la profezorra vigilaba con gran cautela, sitio por sitio, pasando muchas veces por todos los lugares. Stephany se para de su asiento y lleva consigo su examen, la profesora que estaba sentada, la espera.
      –Profe estaba tabulando esta función y no me sale.
      Mientras ambas conversaban muy concentradas, Tony que había copiado las preguntas del examen en una hoja, se para de su asiento, se agacha y la bota por el orificio de la puerta (el fino espacio que separa el suelo de la puerta). Afuera esperaba un tipo, aquél inescrupuloso que los iba a ayudar, resolviéndole el examen en escasos minutos. Luego de veinte minutos la escena se repite, pero esta vez, la hoja entra.
      Al día siguiente termina la clase, todos se iban, pero Tony es detenido por la profezorra.
      –Tony quiero hablar contigo acerca de tu examen final –sosteniendo la prueba.
      –Qué es lo que sucede –responde nervioso.
      –Es muy extraño que teniendo calificaciones desaprobatorias, hayas conseguido un veinte en el examen final –mirándolo fijamente a los ojos.
      –Esta vez estudie, estudie muy duro –luego de respirar hondo–. Es el resultado de mi esfuerzo, de mis amanecidas.
      –No hagas un teatro, que tus poses de gran escritor o lo que quieras no funciona acá –de su maleta saca otro examen–. Qué raro que Stephany también haya sacado alta calificación y sin venir a clases.
      –No sé –dijo sin vacilar –fácil y ella también haya estudiado.
      –No te hagas el cojudo –luego de soltar una risa malévola– ¿Creen que no me dí cuenta como plagiaban? Están perdidos, que el rector se entere de esto y la expulsión es casi un hecho.
      Tenía razón, ni el tercio estudiantil podía abogar por ellos. Empezó a sudarle las manos. No solo él, sino también Stephany iba a ser expulsada. Ni en la más terrible de sus pesadillas iba a imaginarse que sucedería.
      –Por favor no diga nada –sus ojos empezaron a cubrirse de lágrimas, lágrimas de desesperación– Haré lo que sea.
      –Te espero esta noche en mi casa –escribe la dirección en un papel y se la entrega– A las nueve en punto, ya sabes, si no vas te arrepentirás.
      Estando afuera más de media hora, estático, contemplando la casa. Decide tocar. Elizabeth abre la puerta y le da la bienvenida besándolo y metiéndole la lengua por la boca. Era una señora de unos cincuenta años, sin esposo y sin hijos. Vivía sola en un lujoso departamento ubicado en Las Casuarinas. Como toda soltera tenía la casa impecable. La mesa estaba decorada elegantemente. Dos platos de comida, dos vinos añejos saltaba a la vista. Se sientan.
     –Nunca pensé que te tendría solo para mí –luego de masticar– Esta noche nunca la olvidarás.
     Hacen un brindis. Desde la primera clase Elizabeth se quedó perdidamente enamorada de Tony, de sus mozos dieciocho años, su manera de afrontar los problemas y la actitud tan relajada que lo caracterizaba. Hacen un brindis. Luego de comer se dirigen a la terraza a platicar un rato, como para bajar la comida.
      –¿Es necesario hacer toda esta huevada?
      –No tienes otra opción, así que tendrás que hacerlo.
      –Eres una zorra.
      –Y tú eres un chibolo huevón que me la va empujar –sonriendo– así como se la han empujado a esa bastarda de Stephany.
      –No lo vuelvas a decir –cerrando los puños– porque serás tu la que se va a arrepentir.
      Tony se mete al baño y saca de su bolsillo un poco de coca, se rompe la ñata, inhalando lentamente.
      Sale y la encuentra en la cama. Se aproxima y le rompe la blusa de un solo tirón. Luego de hacerlo entra al baño y se moja la cara, “no puedo creer lo que acabo de hacer”, se repetía una y mil veces.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Los jóvenes y el cachuelo

      Llevaba esperando diez minutos en la puerta del hospital, donde habíamos quedado, agarro mi celular y llamo a Yogui, me dice que está al frente en la farmacia. Cruzo la pista, boto el cigarrillo y lo encuentro más crespo que nunca. A los diez minutos viene el loco. Nos vamos hacía la casa de Yogui, quedaba por el penal de Lurigancho. A lo lejos vemos una casa de dos pisos con la puerta abierta. Esa era su casa. Entramos y saludamos al dueño del cumpleaños (papá de nuestro gran amigo Yogui). Luego, Yogui nos indica cual iba a ser nuestra función: teníamos que ayudarlo a vender cervezas, agua mineral y gaseosas; y cuando haya botellas vacías, guardarlas dentro de las cajas, antes que algún ebrio las rompa.
      Habían contratado a artistas folkróricas, a pesar de que a mi no me vacila esa vaina, me pareció novedoso y, entre patas, hacíamos chongo. Con loco, salíamos de vez en cuando a fumar unos cigarrillos. Al final terminamos chupando algunas "cusqueñas". Qué rico era chambear hueviando con tus amigos. El sueño me venció cerca de las cuatro de la mañana y fui despertado bruscamente por el papá de Yogui; me desperté y seguí con lo que tenía que hacer. Esperamos que amaneciera para poder irnos. Yogui antes de despedirnos nos entrega a cada uno, treinta soles, resultado de nuestro trabajo.
      Compré una Inka Kola de litro y medio,  y la tomamos en el almuerzo, toda la familia: mis padres, mi hermano mayor y yo. Mi padre se sintió orgulloso de mi. Aunque mi ofrecimiento haya sido tan minúsculo, la intención era lo que valía. Mientras comiamos, pensaba: "Estudiaré muy duro y luego seré gerente de una empresa transnacional, muy pronto, a esta casa no le faltará nada".

PD. Hoy estaba viendo los premios de los JUEGOS FLORALES URP del año pasado y me di con la sorpresa de que la mayoría de ganadores eran de la Católica. Bueno, estoy esperando con ansias los resultados. Cruzen los dedos para que gane. 

sábado, 11 de septiembre de 2010

La palta del año

      Tataje, Yogui y Blind estaban alegres por el cachuelo de moso y ahora tenían plata para gastar. Bordeaban los dieciséis años y no sabían que hacer con la plata. Decidieron ir a la fiesta de Anderly. Dicho evento iba a ser en su casa, quedaba frente a un enorme parque donde abundaba gente de mal vivir.
      Comenzó la fiesta. La gente entraba de a pocos. La música de dj Warner estremecía el ambiente. Lentamente los más flow sacaban a bailar a las intrépidas. Ellos también bailaban y gozaban del tono. Luego de bailar, los grupos de gente sedienta pedían alcohol y como ellos tenían plata sacaban los billetes, mismos mafiosos, la gente los miraban con gran asombro.
      –Saquen tres cajas –dijo Tataje– para comenzar.
      Sin duda, eran la atracción de la fiesta.
      –Una huevada es estar con plata –dijo satíricamente Blind.
      Los vasos iban y venían. Algunos para no hacer estupideces iban yéndose de a pocos, ellos seguían tomando, no les importaba lo que podría pasar. Como estaban cansados por el trabajo, cayeron rendidos.
      A eso de las cuatro de la mañana, Yogui se despierta, palpa sus bolsillos, mete las manos y se lleva una gran sorpresa.
      –Me han robado –gritó alarmado– había cincuenta soles en mi bolsillo.
      Las pocas personas que quedaban se sorprendieron.
      –Que nadie salga –gritó Tataje–. Vamos a hacer requisa.
      Cuando terminaban de rebuscar a todos, Yogui suelta una carcajada.
      –Qué fue –dijo Blind.
     –Nada, me huevié –respondió– estaba en mi bolsillo.
      –Anda huevonazo –vociferó Tataje–, hicimos todo por las huevas.

PD. Hoy mientras practicaba Costos escuchando música, me acordé del concierto de "despedida" de Diazepunk, cuando coreaba una canción y de pronto se acerca un tipo y me pregunta qué tal tocó LOS MUY ILUSTRES (Ecuador), yo le respondí: "chévere". Sonrió y me dijo: "Yo soy el vocalista", entregándome el disco de su demo. Lo miré desconcertado y le dí un apretón de manos en señal de agradecimiento. Aún conservo el disco.

sábado, 28 de agosto de 2010

El profe

      (En el colegio, el profesor de geometría revisaba los cuadernos para las notas finales. Era mi turno)

      PROFESOR.- Supongo que te habrás puesto al día.
      CHRIS (Sonriendo).- Claro pe profe.
      PROFESOR.- Has tenido mucho tiempo para copiar.
      CHRIS (Haciéndose el ofendido).- Qué habla profe. Hice toda mi tarea y sin copiar.
      GINO (A lo lejos, se entromete).- Cuidado profe, es el hijo del dueño de Metro.
      PROFESOR (Mirándome desconcertado).- ¿En serio?
      CHRIS.- Sí, profe.
      PROFESOR (Mientras volteaba las páginas).- Yo pensaba que los dueños de Metro eran chinos.
      CHRIS.- Nada, profe. Eran… mi viejo les compró la franquicia.
      PROFESOR.- ¿Y por qué no estudias en un colegio ficho, tipo Markham?
      CHRIS.- Perfil bajo nomás. No mucha gente sabe, sino, en cualquier momento me secuestran. Mi viejo es pataza del director del Markham.
      PROFESOR (titubeando).- Oye, dile a tu papá si puede recomendarme. Te aprobaría con 18.
      CHRIS (luego de escuchar la risa conjunta del salón).- Pucha, profe, es una broma.
      PROFESOR (Lo mira, sus lentes se caían sobre su nariz).- Toma tu cuaderno.
      CHRIS (Observando el 14 de nota en su cuaderno).- Chévere profe.
      PROFESOR (Con una sonrisa cómplice).- Mínimo. Saludos para tu papá.

viernes, 20 de agosto de 2010

Aprieta el gatillo

El doctor miraba a Emilio con cierta pena. Luego de estar en coma cerca de dos días, Emilio abre los ojos, la luz blanca daña sus ojos.

–¿Dónde estoy? –preguntó Emilio.
–En el hospital –respondió el doctor–, tranquilícese.

Emilio empezaba a respirar con dificultad. Giró la cabeza en dirección del doctor y lo contempló sin mencionar ninguna palabra durante mucho tiempo. Luego quitó la sabana que lo envolvía, se sentó en la cama y se agarró el pecho.

–Doctor, dígame –lo miró sin parpadear– ¿Qué hago aquí?
–Has estado en coma, dos días. No te quiero vender falsas esperanzas –pausó un breve tiempo, esos segundos parecían eternos –, pero...
–¿Pero qué?
–Tienes tres meses de vida –una gota de sudor frio cayó de su cara–. Lo siento.

Emilio apretó los puños y empezó a maldecir. Abrió la puerta con suma violencia y se retiró.

Llegó a su casa y le contó lo sucedido a su esposa, Veralucía. Los dos se abrazaron y lloraron sin consuelo. Emilio se repuso.

–Estos tres meses hay que vivirlos como nunca– dijo Emilio.

Veralucía sonrió y asintió con la cabeza. Empacaron la maleta. Veralucía colocaba la ropa necesaria para un largo viaje. De pronto, Emilio saca de su cajón un revolver. Veralucía lo mira fijamente a los ojos.

–Probablemente los últimos días sufra –cargando el revolver– así que cuando llegué el momento, apretarás el gatillo.
–Pero qué estás hablando.

Discutieron toda la noche.

Al día siguiente tomaron un bus hacía Punta sal. Disfrutaron de su estadía en dicho lugar. Parecía que estuvieran en el paraíso. Ambos renunciaron a sus respectivos trabajos y decidieron gastar hasta el último céntimo de sus ahorros. Se levantaban tarde, desayunaban gaseosa con panes. Estaban en la playa toda la tarde, disfrutando del sol, nadando y corriendo olas. Las noches eran de discoteca: destrucción. Siempre terminaban en algo íntimo, los dos y la noche. Para combatir la cruda realidad consumían drogas. Las preferidas de Veralucía eran los hongos alucinógenos, luego de una dosis rompía a llorar. En cambio, Emilio prefería la cocaína; dibujaba su nombre en la mesa y con una cañita, inhalaba. Esas vacaciones fueron un descontrol total.
Dos meses y medio pasó. Un grave dolor afectó a Emilio. Se doblaba en dos, cerraba los ojos, gritaba como loco. Cada segundo pasaba y ya olía el olor de la muerte. Veralucía quedo mirándolo, estática.

–Amor –dijo Emilio, luego de un gran esfuerzo–, el revolver está al costado de la cama.

Ella corrió, tiró todas las cosas al suelo, en su afán de encontrarlo.

–Ya es hora –dijo Emilio– aprieta el gatillo
Ella no podía creer lo que estaba escuchando. No le cabía en la cabeza echar cinco años de matrimonio al tacho. Aunque sabía que Emilio no tenía cura, no podía matarlo, estaba en contra de la eutanasia.
–No lo haré.
–¿Qué mierda estás hablando?
–Te amo tanto –llorando– no puedo hacerlo.
–Eres una perra. No sirves para nada. Kathy es mejor que tú en la cama. No sé cómo pude estar contigo.

Veralucía abrió los ojos, desorbitados. Cogió el arma y dejándose llevar por el impulso, apretó el gatillo. Un disparo se oyó. Emilio cayó. Su cabeza parecía un río de sangre. Entonces comprendió que lo había matado. 

–Puta madre.

martes, 17 de agosto de 2010

Pre San Marcos

      Comenzaba el ciclo extraordinario en la Pre San Marcos (sólo para recién egresados del colegio), a diferencia de otros; yo no estaba entusiasmado en ingresar a esa universidad, nunca lo estuve. Me parecía totalmente descabellado compartir aula con narcos, terroristas y demás desadaptados, que interrumpan mis clases y demás locuras.
      El primer día recuerdo que me senté adelante. Un muchacho de pelo castaño, laceado, un poco afeminado, me hizo algunas preguntas como para romper el hielo. El profesor de Uso de lenguaje, del cual aprendí mucho, me loqueó un toque. Y los profesores de matemáticas me aburrían.
      Luego me senté al fondo. Me senté con un muchacho blancón, de contextura gruesa, usaba sandalias. Hablaba tonterías y se creía el "bacán”, yo lo miraba nada más, mientras hablaba, yo pensaba: “qué estúpido es este huevón, tremendo sanazo y se quiere hacer el pendejo”. Detrás de nosotros, se sentaba un gordito, usaba siempre camisa y bermudas. Al costado de él, se sentaba Miguel, un tipo callado, era primer puesto en la pre en la carrera de Historia. En cambio, yo era puesto 86 en Derecho. Pasó el tiempo y me hice amigo de estos tres sujetos: Orson, Antonio y Miguel. Siempre vacilábamos a Orson, traía siempre veinte soles en su billetera, más fintoso, nunca lo gastaba, un personaje él.
      Un día, en el break, al bajar de las escaleras vi a una muchacha hermosa, idéntica a Melissa Loza, pero con algunos kilitos de más. Usaba un topcito rosado y un short muy pequeño. “Wow”, dije. Me miró y quedé como el peor idiota, claro menos que Orson. Nunca le hice el habla. Otro día, afuera de salón, mirábamos abajo, perdiendo el tiempo con el loco y vimos pasar de nuevo a esa chica. “Qué rica esa flaca, lo malo que es un poco gordita”, dijo. Le dí la razón.
      Cuando llegábamos tarde, perdíamos medía clase, hasta que toque el timbre del break. Los cerebritos de ingeniería y medicina sacaban sus libros y se sentaban en cualquier sitio, estudiando arduamente. No todo era color rosa. Había chicas huecazas, que sólo iban porque sus papis las habían matriculado.
      –Pucha, todo la gente de aquí son de conos –dijo una chica simpática- La mayoría son de Los Olivos, hay gente hasta de San Juan de Lurigancho.
      –¿San Juan de Lurigancho? –dijo la otra– Aggg.
      Nunca olvidaré ese día ¿Tanta huevada y porque no estudian en una universidad ficha?
      El último día de clases fue extraño. Caminaba con Miguel hacía el paradero.
      –¿Qué te pasa? –me dijo.
      Me había invadido una tristeza inusual. Ya me había encariñado con la pre.
      –Nada –respondí.
      Seguimos caminando. Para no perder contacto le pedí msn.
      El examen final, a diferencia de los demás examenes, ya no era en la misma pre; sino en la universidad. El examen se dividía en dos: clasificados y no clasificados. Salvando mi orgullo y dignidad estuve entre las clasificados. Los asientos no eran de uno, sino de cuatro. La profesora al ver que me dirgía atras, me indicó que me sentara adelante. La chica más agraciada del salón, se sentó a mi costado. Se llamaba Lina. Era muy simpática, pero lo extraño era que nadie la gileaba.
      –Hola –me dijo Lina– ¿tú estás en mi salón no?
      Era verdad. Estábamos en el mismo salón. Sólo que ninguno de los dos nos hablábamos.
      –Claro –respondí, sacando de mi mochila mis lentes de color dorado.
      –¿Usas lentes? –me dijo.
      Qué pregunta tan tonta.
      –Sí –respondí.
      –Te ves bien lindo con lentes –me dijo.
      Sonreí y cogí el examen.
      –Oye me ayudas pues –atinó a decir.
      –Bueno, lo que sé nomás –dije. Por cierto, no era mucho.
      Tres días despues Miguel me envió un mensaje al celular diciendo que había ingresado. Yo, lógicamente no.

PD. Perdí contacto con todos, siempre me preguntaré: "qué será de ellos". Bueno, con todos no, a excepción de Miguel, fuimos a un par de conciertos y siempre estamos en contacto. Ahora él está en cuarto ciclo de Psicología en la Villarreal; yo, en tercer ciclo de Administración en la Ricardo Palma.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Fuerza, velocidad y poder III

 “22 de julio del 2006, mi primer concierto punk. ”

Caminaba con mis primas Mishel y Gretel, y mi padre hacia el Gran Complejo. Llegamos. Afuera de dicho local estaba infestado de una juventud vestida de negro. Muchachos sentados en el suelo, sin problemas, conversando al aire libre; tomando tragos baratos y fumando cigarrillos adulterados. Un inescrupuloso vendedor se acercó a nosotros y nos ofreció entradas, al ver que no teníamos, decidimos arriesgarnos. Hicimos una pequeña cola. A la entrada un tipo enorme rebuscaba; si en caso, alguien entrara con un instrumento punzo cortante o alguna droga (En este último caso, la gente la guardaba bien, así que nunca se encontraba).
Entramos justo entre el pequeño lapso de break entre banda y banda. Nos ubicamos frente al escenario a la derecha del pogo. De improviso, subió al escenario Serial Asesino. Con sus palabrotas y saludos mentado la madre logró ensalzar el ambiente. El sonido estridente de las guitarras rítmicas y los gritos infernales de los dos vocalistas llamaba a la gente, formar un gran y salvaje pogo. La gente salía ensangrentada: con la nariz o labios rotos. En esos tiempos los pogos eran brutales no como ahora. Mi padre se cansó y se sentó al costado del tío que vendía discos y parches. Más tarde subió Tragokorto y luego Rezaka. Nunca podré olvidar a Valerie Series, el vocalista con su fina voz era capaz de cautivar a cualquiera y los gritos del chato eran demasiado, una mezcla explosiva, cantando en contra del gobierno “Lucha contra los transparentes”, problemas cotidianos “Hoy es tu día D”, “el programa a efectuado una operación no valida”. Pero Terreviento se llevó las palmas ese día, flameando la bandera del Perú (homenajeando al país por su aniversario) y con ese discurso tan aputamadrado revelando muchas cosas certeras y la realidad del Perú: “país de conformistas, de fracasados, de mediocres, de masoquistas”. En esos tiempos uno se identificaba más con la escena, no como ahora, tanto posero. La última banda que vimos fue Diazepunk que tocó temas como “canción de olvido”, “setiembre”, “algo”, “no fue mi intención”, “nid” y la cerró con “abre los ojos”. Queríamos ver a 6 voltios pero ya era tarde.

PD. Este es un homenaje a mis épocas punkekes, tiempos que quizá no volverán más.

lunes, 26 de julio de 2010

Ella y un día de miércoles

      Para variar, llegué tarde una vez más a la clase de Ciencias Sociales. Me dirigía a los últimos asientos, para poder matar el sueño –la clase empezaba a las ocho de la mañana–, pero me detiene el llamado de atención del profesor. Giré la cabeza y estaba ella, con sus cabellos rebeldes, tan hermosa como siempre. Veo que a su costado había un asiento vacío y me siento, apoderándome del lugar.
      El profesor seguía hablando de la clase, de la burocracia. Yo, seguía pensando en aquella princesa que tenía al lado, de cómo poder hacerle el habla. Era la oportunidad perfecta y no la podía desaprovechar. Termina la clase.
      –Amiga, ¿has copiado todo en psico? –le dije apenas pude sacar la voz.
      Ella gira la cabeza y me mira fijamente a los ojos. Tenía un semblante de desconcierto. Entonces le repetí la pregunta.
      –Sí, he copiado todo –me respondió.
      –¿Puedes prestármelo para sacar copia? –dije esperando a que diga sí y me acompañe a la fotocopiadora y así conversar durante el trayecto.
      –Claro, pero no sé si puedas entender mi letra –añadió–. Me lo entregas en la sala de cómputo de Lenguas.
      La miré con cierto desconcierto. Abrí el cuaderno y, en efecto, tenia la clase que a mi me faltaba.
      –Está en el tercer piso.
      Asentí. Bajamos. Ella entró a la sala de cómputo y yo fui a las fotocopiadoras. Con la copia en mano, pensé en darle el alcance a la gente de mi facultad. Los encontré sentados. Al ver el cuaderno que estaba entre mis manos, empieza la joda, ya que era de color morado y con estrellitas.
      –¿De quien es ese cuaderno? –dijo Lucho
      –De una flaca… –respondí quitándole importancia.
      Mónica abre el cuaderno y empieza a revisar todo, página por página, en una de esas, encuentra como especie de epístola amorosa, y lo lee en voz alta. Luego de escuchar, todos se sorprenden.
      –¿Está embarazada? –dijo Lucho.
      –No, nada –respondí–, si está flaca.
      –Ya se lo bajó –dijo Gretel
      Sonreí. “Ni cagando”, respondí.
      Seguimos haciendo hora hasta que el reloj marcara las diez y media. Todos empezamos a despedirnos.
      Entro al salón de psicología con el cuaderno entre mis manos. Ella aun no llegaba. Después de un eterno esperar entra con un semblante de enojo. Abandono el asiento y me dirijo hacia ella.
      –Gracias –entregándole el cuaderno.
      Sin responder me miró con una mirada fulminante y lentamente se alejó.

viernes, 23 de julio de 2010

La falsa pituca

      Como habíamos quedado, esperaba a Kelly en el asiento ubicado frente a la puerta principal de la universidad. Cabe resaltar que soy una de las personas más impacientes del mundo y, sin celular, me sentía vacío, perdido en el tiempo y el espacio. Cansado de esperar entré a la universidad y al momento de salir, la encuentro sentada en el mismo lugar que estaba sentado esperándola.
      -¡Hola! -le dije dándole su respectivo beso en la mejilla.
      - Hola Christian -respondió-. ¿Recien vienes?
      -No, nada -dije-, estuve esperandote casí veinte minutos.
      -Disculpa -atinó a decir-, es que Lucía me dijo que me tomara mi tiempo ya que te ibas a demorar.
      -¡Pucha! -disgustado- Fue pues.
      Llegamos al paradero y tomamos un carro a Angamos, luego, otro al puente Aramburu. "¿Aqui es?", dijo Kelly. Asentí. En la esquina se acercaba a raudos pasos  Lucía que llevaba en las manos un celular.
      -¡Hola chicos! -dijo entusiasmada- está empatando Paraguay.
      Sonreímos y nos dirigimos a su casa. Teniamos que hacer un video para el curso de Administración II, el único problema era que nadie había traido cámara.
       De San Isidro nos fuimos a Surquillo en busca de una cámara. Fue un cambio rotundo, de los edificios y centros comerciales elegantes de San Isidro, llegamos al mercado de Surquillo. Un lugar pintoresco, por cierto; venderores ambulantes haciendo su agosto, las calles sucias sin iluminación.
      Nadie nos queria prestar o alquilar  una cámara. Lucía pensó rápidamente en Fernanda. Aquella chica que tenia un círculo cerrado en la universidad, que seleccionaba a sus amistades y se creía de la "high life".
      -La vez pasada vi a Fernanda ayudando a vender a su mamá por aquí -dijo Lucía.
      -¿En serío? -dije incrédulo.
      -Ella tiene cámara -dijo Kelly-, ojalá nos preste.
      Caminado, llegamos a su puesto y la llamamos, ella, avergonzada, salió a saludarnos. En su rostro se apreciaba un terror atroz. Esa reputación que se había creado había sido destrosada por nuestra visita.

PD1. Esa gente que se cree la gran cagada, es la gente que se jacta de lo poco que tiene y cegados por el ambiente se crean falsas realidades, quimeras.
PD2. Lástimosamente en mi universidad, abunda gente así, ¿qué se puede hacer, pues?
PD3. Historia basada en la vida real. Lo único que cambié fue los nombres de los personajes para no chocar con nadie.

martes, 20 de julio de 2010

Batalla finalizada: Invicto

"Cuando las adversidades son muchas, la determinación es lo que vale"

      Este segundo ciclo no ha tenido punto de comparación al primero, la dificultad aumentaba de forma exponencial. Pero gracias a esfuerzo y dedicación obtuve resultados positivos, alcancé la meta que era aprobar todos los cursos y obtener un promedio ponderado de 13.05, para así poder tentar la ansiada beca.
      Hubo muchos cursos que sin dar el examen final ya estaba aprobado y otros como Contabilidad II, Economía y Filosofía, que estuve pendiente hasta el final. Pero sin lugar a dudas, el curso que sufrí de principio a fin fue Matemática II, que cometí el error de matricularme con el temido, odiado y repudiado profesor Gallardo, que hacia examenes abusivos y desproporcionados. Muchos al ver la primera nota, desastrosa, se retiraron del curso. Yo, segui adelante. Nada me iba a detener: tenia hambre de victoria y sed de triunfo. Las notas no me respaldaban, pero aun así seguí. Asistí a clases de un profesor particular, donde aprendi mucho, quizá, aprendí todo lo que no sabía. El esperado examen sustitutorio era mi única alternativa.
      Todos permanecían estáticos en sus asientos. Algunos planeaban como plagear, estaban desesperados (quien no lo iba a estar, si ellos jalaban una vez más se iban a la tricka). Con el corazón en la mano, esperaba ansioso a que de una vez por todas, venga el profesor y acabase esa pesadilla. Después de más de media hora de retraso, llega. Reparte los examenes y luego escribe en la pizarra las preguntas. Apelando a mi sabiduria resuelvo el examen.
      Tres días después, al mediodía, entro a mi intranet, temeroso por saber la nota, pero con una escaza esperanza de aprobar. Al ver 13 en la nota del sustitutorio y 11 en el promedio final de curso, salté de alegría y emané un grito desesperado, tal y como había soñado hacerlo, lo había conseguido. Recordé a Inés, la única del grupo que se había quedado luchando por aprobar; que me decía que ibamos a aprobar y que los demás eran unos tontos por haberse rendido. Había depositado en mí, su más sincera confianza. La llamé y en efecto, ella, al igual que yo, había aprobado. "Nos vemos en mate III", dijo entusiasmada.
      Ahora gracias a eso puedo tener unas magníficas vacaciones, relajado, en la que no tendré ninguna preocupación. Me levantaré tarde, leere obras, escribiré historias, saldré con mis amigos, tonearé, chuparé, fumaré y viviré esa vida bohemia y desenfrenada que los estudios no me permitian.


PD1. El mismo día que descubrí que estaba invicto, vi junto a mi hermano el concierto "Rammstein Live in France" (Acá les dejo un videito). Aunque tengamos algunas diferencias, siempre seremos hermanos.
PD2. Gracias Virgensita del Carmen, sin dudas, el aprobar matemática II fue un milagro, gracias por haberme dado valor para seguir adelante y haber logrado mis objetivos.

viernes, 16 de julio de 2010

Tour Centro de Lima

      La avenida Abancay un viernes de julio con poca gente, extraño, muy extraño. El tour comenzó en el congreso, cuando divisé a lo lejos la multitud que fervientemente acompañaba la procesión de la Virgen del Carmen, patrona de Barrios Altos, un lugar sabroso por su gente. Acompañaba a mi padre, siguiendo la tradición. A pocos metros sentía el aire más denso de lo normal, no, no era marihuana, era un olorcillo característico, seguramente el olor del zahumerio. Hombres y mujeres de edad avanzada rezaban y cantaban con júbilo y dicha, lágrimas y admiración; realizaban peticiones y agradecimientos. Había de todo, hasta los agentes policiales que custodiaban el lugar hablando palabrotas que no eran necesarias en dicho evento.
      El cielo seguía gris y las calles descoloridas por el pasar de los años, las veredas rotas, pero a la gente no le interesaba, sin duda, el centro, se vestía de gala.
      En una de las innumerables paradas, la procesión se detuvo en la tienda IChikawa, y un chinito viejo haciendose dueño del momento empezó a cantar, para que negar, lo hizo muy bien, debe ser porque es cantante profesional, sí, cantaba en la antiquísima agrupación llamada "Los Dolton". La gente lo acompañaba en las canciones.
      Lo último que puedo rescatar es  esa hermosa muchacha de mirada llamativa y semblante de diosa, que estaba parada en el congreso para darle el encuentro a la procesión. Ya había estado un par de horas allá, así que me fui a seguir mi recorrido.
      Rumbo a la Plaza de Armas observé un enorme escenario, El Palacio de Gobierno, imponente; y muchos turistas europeos, dándole color a la monócroma Lima, con esas cabelleras doradas y ojos intensos como el azul del cielo. Para terminar, me compré un celular, uno baratito nomás, para reemplazar al antiguo, que misteriosamente desapareció de mi bolsillo aquella tarde fatídica que prefiero no recordar.