lunes, 1 de octubre de 2012

Lima Vive Rock 2012

Mis queridos y cultos lectores, utilizo este medio para escaparme de la realidad, de los problemas mundanos, los exámenes de la universidad, la gente hipócrita y, cómo dice Leuzemia, “A la mierda lo demás”.

Me encontraba sentado en la parte posterior de un bus junto a Maloko y Mishel, intercambiábamos anécdotas, mientras nos pasábamos vasos de alcohol. ¿Qué, chupando en un bus?, sí, y nos llegaba al pincho, en verdad. El pisco estaba potente. Era hora de cerrar la botella y volverla abrir pero cuando estemos en tierra. Nos dirigimos a Plaza Francia y sin importar las reglas, la constitución y toda esa mierda enferma volvimos a chupar, esta vez, con la consigna de acabar el destructivo trago mezclado con gaseosa blanca, contenido en una botella verde y asquerosa. “Recordar es volver a vivir”… no se pueden imaginar cuanto me encantó. Creo que ya era hora de hacer lo que hacía en mis épocas de chikipunk. Sin querer, me había convertido en algo que aborrecía: me estaba convirtiendo en una persona común, una simple oveja del rebaño, consumista, pendiente de la moda y adicto a basuras que contaminan el cerebro (no me refiero a las drogas).

Ancianos, wachiturros, señores desempleados, niños, todo tipo de ser humano pasaba por nuestro lado y nos miraban extrañados. ¿Chupar frente a una iglesia? Ahora que me doy cuenta, fue sin querer, sólo fuimos en busca de un lugar propicio para alcoholizarnos. El celular de Mishel le daba color al conjunto de momentos pasados allí. De fondo se escuchaba canciones del ayer como Rezaka, Tragokorto y esas bandas a las cuales íbamos a apoyar incondicionalmente casi cada sábado mágico. Debido a las necesidades fisiológicas nos enrumbamos hacia el Real Plaza. En el camino encontramos a Alejandra, la hermana de Maloko, y su enamorado. Los saludamos importándonos un carajo si estábamos ebrios. Seguimos tomando. La gente nos miraba asombradas. Una vez que logramos hacer que no quede ninguna gota en aquella botella, corrimos hacía el Parque de la Exposición. “Ya está tocando 6 voltios”, dije. En el trayecto me tropecé y me levanté. No hay nada más rico que correr ebrio una noche semi-gélida frente a postes humanos.

La organización del concierto estuvo aceptable. El ingreso era un poco jodido porque tenías que hacer una gran cola, bueno, eso evitaba el desorden. En la puerta te quitaban botellas desde gaseosas hasta frascos de perfume, también comidas. Entramos. El pasto permanecía verde, perfecto como un paraíso. Recuerdo que en ese lugar dancé dos veces en los concursos del colegio, fui al Rock en el Parque IX, tenía su fucking historia esa huevada. Volvimos a correr hacía el escenario. Un mar de gente nos impedía acercarnos más al pogo. Escuchamos pocas canciones de 6 voltios. Luego tocó Masacre. Debo confesarles que no soy hincha de esa banda y a pesar de mis 6 años de asistir a conciertos subterráneos era la primera vez, según me acuerdo, que los escuchaba. Nos metimos al pogo y a punta de puñetes, feroces patadas, cabezazos y saltos increíbles tornó sentido esa noche. Cuando tocó Rafo Raez y los Paranaoias, salimos en busca de comida. Anticuchos y emolientes apaliaron nuestra hambre. Entramos con más gente, se habían apuntado Alejandra y su enamorado, cabe resaltar que a ellos no les gusta el rock ya que son amantes de la timba y ritmos latinos.

Un gran Daniel F daba vida a canciones indescriptibles como “El asesino de la ilusión”, “la senda del pastel”, “al colegio no voy más”, “Demolición”, entre otras. Me acuerdo que a pesar de que estábamos considerablemente distanciados del pogo entre Mishel, Maloko y yo hicimos un mini pogo. En pleno concierto una pareja de homosexuales empezaron a besarse. Conchasumadre, la gente los miraba sorprendidos, asqueados y confusos. Posteriormente, la pantalla del escenario se desconectó de la realidad y empezó a rotar un video misterioso. Dicho medio audio visual era una parodia a un conocido programa: “Yo ya fui”, explicarlo está de más. Fue muy cómico. De repente, subió La Mente con su ritmo medio hippie, regue y ska. Algunos pastrulos empezaron a saltar y a mover la melena… Las horas pasaban, ya era hora de irnos. Ya habíamos gozado lo suficiente.

PD. Concierto organizado por la Municipalidad de Lima el 22 de Septiembre del 2012.