miércoles, 19 de mayo de 2010

Migración

      Después de la muerte de mi madre y luego de tantas noches de reflexión, empaqué mis maletas y tomé el primer bus hacia Lima. En el trayecto del viaje observaba con nostalgia los paisajes de mi tierra querida, los vastos campos, las maravillosas flores. Aun sentía el calor de la eterna primavera.
      Bajé del bus y mire a mi alrededor, me di cuenta que era un forastero en aquella ciudad con cielo gris y clima húmedo. La gente era indiferente a mis solicitudes, era otro mundo, un lugar donde abundaba la gente egoísta. Caminando, llegué al parque universitario. Habían hombres disfrazados de mujer, payasos, hombres que decían ser hijos de Dios y sujetos muy pintorescos que hacían chistes y la gente se conglomeraba sólo para verlos.
     Me senté en una banca y recordé a mi primo. Cogí mi celular y en seguida lo llamé, le conté lo sucedido y me dijo que no me moviera de allí, que dentro de unos minutos iba a llegar. Era uno de los pocos familiares que tenia en la capital. Dos horas después divisé entre la multitud a Thiago, no lo reconocí ya que no lo veía hacía mucho tiempo atrás, aquel chico escuálido y pálido se había convertido en un joven corpulento, alto y refinado en hablar. Nos abrazamos luego de un: “¡Eje!, ¿eres tú?”.

PD. "Homenaje a toda la gente valiente que deja todo para salir adelante y tener un futuro mejor"
     

2 comentarios:

  1. bueeenoooo , ,e gusto mucho..buena la idea y muy bien redactado!!! que gracia tienes para escribir! sigue escribiendo pues es el mejor instrumento para explayarnos y cambiar el mundo!!
    saludos!

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  2. muy bueno no dejes de escribir ta xevere

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