sábado, 5 de junio de 2010

Verdades que duelen

      Salgo a la calle y encuentro a mi vecino con un semblante que reflejaba la extrema preocupación que sentía.
      –¡Hola! –le dije, acercadome a él.
      –Hola profe –respondió luego de darme la mano– ¿Usted trabaja en la Richi no?
      –Claro –intrigado–, ¿por qué?
      –Lo que pasa es que mi hija terminó la universidad el año pasado y aún no consigue su título. Fue a la universidad a resolver el problema y le dijeron que como no tenía los recibos de los pagos efectuados, demorará el trámite. Como vez ya estamos en junio y nada.
      –Qué extraño –dije–. ¿Tiene su código de alumno?
      Sacó su celular y me dijo su código.
      –Entonces, vaya usted a la secretaria y pregunte.
     Al día siguiente, el tipo con la determinación que jamás había tenido, fue a la universidad, a solucionar el problema.
      –¿En qué le puedo ayudar? –dijo la secretaría.
      El tipo le explicó lo que pasaba y ella extrañada dijo:
      –¿Sabe su código?
      –Si –respondió–. 200510853
      La secretaria con la información recibida buscó en el intranet y descubre que la hija de aquel tipo nunca terminó la universidad, es más, dejó sus estudios en el tercer ciclo y peor aun, debía cerca de tres mil soles.
      El padre, herido, como si le hubieran clavado una daga en la espalda, atinó a decir:
      –Pero si todos los meses le daba para que pagara sus estudios. Dios mío, qué ha hecho durante este tiempo con esa plata.

PD. Gracias profe de Contabilidad II por la historia. En verdad me hizo reflexionar mucho, es hora de dejarse de huevadas y estudiar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario