viernes, 18 de junio de 2010

¡Maldito hijo de puta!

“Hola, me llamo Alvarito y soy un niño de diez años”

      Qué feliz me sentía al pasear por el parque con mi adorada bicicleta nueva. Después de ahorrar cerca de dos años un aproximado de doscientos cincuenta soles, fui con mis padres a un conocido centro comercial y me compré una bicicleta, color morada, con letras brillantes. Me sentí tan orgulloso de ser tan pequeño y hacer una gran inversión.
      Mi rutina era que luego de salir del colegio y hacer mis tareas solía pedalear por el parque más cercano de mi casa, disfrutaba hacerlo.
      Un día de esos un sujeto inescrupuloso se acerca a mi.
      -¿Conoces donde está Metro?
      -Sí, está a unas tres cuadras más arriba.
      Me entregó un volante.
      -Mira ahí se va realizar una competencia de atletismo, ¿consideras que corres bien?
      -Sí, soy el número uno en mi colegio en esos tipos de competencias.
      -A ver, date una vuelta trotando alrededor del parque, yo te cuido la bicicleta.
      Lo miré desconfiado y acepté. Trotaba sin dejarlo de mirar, no le despegaba la mirada ni un segundo. El tipo estaba tranquilo con la bicicleta tomándose una gaseosa mientras tanto. Termine de correr y me dijo que me faltaba un poco de físico.
      -Corre y date una vuelta por la manzana
      Ya le había agarrado un poco de confianza e ingenuamente lo hice. Al llegar donde estaba el tipo no encontré a nadie, se había ido con la bicicleta, me había robado, me sentí tan humillado y estúpidamente engañado. Corrí a la persona más cercana. Era una señora de una edad avanzada.
      -Ha visto un tipo con una bicicleta
      -Sí, pero se fue.
      -Se llevó mi bicleta
      -¿Cómo?
      Le conté lo sucedido y sólo atinó a decir:
      -¿Pero acaso no te han enseñado a no hablar con extraños?

No hay comentarios:

Publicar un comentario