miércoles, 12 de enero de 2011

Se ha muerto mi abuelo

      Hacía mucho tiempo que no veíamos al loco; justo en el último año escolar se le ocurrió cambiarse de colegio. Salimos de clases y fuimos a buscarlo. Eramos muchos, si la memoria no me falla, eramos como cinco puntas, todos estúpidamente uniformados. Después de gastar las suelas de nuestros zapatos de tanto andar, llegamos. El lugar estaba resguardado por un intento de seguridad: un tipo de baja estatura, rasgos étnicos y sin ningún porte. Para no cometer error alguno, decidimos hacer un plan estratégico. Tataje era el más osado y aguerrido del grupo, así que él fue el encargado de ejecutar dicho plan. 
      Mientras tanto, el intento de seguridad nos vigilaba desde su guarida, sin vacilar; quizá pensaba que eramos malandros en busca de alguna "gresca interescolar".
      –Ustedes quédense aquí –dijo Tataje.
      A raudos pasos, con la cabeza en alta y muy seguro de sí mismo, cruzó la pista y se dirigió a la puerta.
      –Buenas Tardes –comenzó– Necesito entrar para hablar con mi primo que estudia aquí.
      –¿Tu primo? –respondió incrédulo el tombo.
      Al verlo con un semblante de pena absoluta se compadece y lo deja pasar.
      –Quédate aquí –retomó el tombo– ahora vendrá la auxiliar.
      Tataje, sentado, esperaba que todo acabara. Los segundos de espera fueron breves pero a la vez eternos. Al poco rato se acerca una señora de base cuatro, vestida ridículamente, llevaba puesto unos lentes espantosos.
      –Así que buscas a tu primo, ¿no? –atinó a decir la auxiliar con una mirada examinadora– ¿Como se llama?
      –Victor Arrieta –respondió rápidamente– es urgente, mi abuelo está muriéndose. 
      Al escuchar esto, la señora se quedó boquiabierta, parecía que fuese un túnel sin salida.
      Pasó uno, dos, tres... diez minutos y bajó el loco. No sabía que iríamos a sacarlo. Lo vio a Tataje sentado y sonrió.
      Muy astuta, la auxiliar llamó a la mamá del loco y al enterarse de que fue vilmente engañada gritó: "¡Ustedes no van a ninguna parte... Arrieta sube a tu salón y tú jovencito!". Se acerco y le pidió que saque sus cuadernos, al ver la etiqueta, donde figuraban sus datos, y sus apellidos no coincidían afirmando que no eran primos, le dijo:
      –Ah, pendejito te crees –tirando su cuaderno– ¿De qué colegio eres?
      –Del Bertolt Brecht –respondió Tataje... fue lo más cómico porque estaba vestido con el uniforme del Santo Domingo.
      –Llamaremos a tu colegio.
      –No, no, sólo queríamos hablar con nuestro amigo, hace tiempo que no lo vemos.
      –No sabes que estás en graves problemas.
      –Ya fue pues...
      El tombo lo agarró como un estropajo y lo sacó con un tremendo patadón, a los pocos segundos lanzó su mochila.
      Al ver esa escena nos matamos de risa. Tataje sólo atinó a decir: "huevones de mierda, casi se la creen... vámonos antes que haya problemas". Y nos fuimos, cabisbajos, sin lograr nuestro objetivo, pero con una anécdota que será difícil de olvidar.

2 comentarios:

  1. historia real? me reí banda
    muy lindo blog, escribís bien
    un beso

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  2. Poyo Skalari:

    Por supuesto que es real, la mayor parte de cuentitos que escribo, son anécdotas ya sea que me han pasado a mí o a gente de mi entorno.

    Gracias por leer.

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