lunes, 28 de febrero de 2011

Polos opuestos

       Prestaba atención a la clase, cuando escucho a dos flacas que estaban delante de mí, cuchichear.
      -Sí, ayer salimos… pero caleta nomás
      -Y que hizo Joaquín.
   ¿Joaquín?, ese nombre lo había escuchado, conocía solo a un Joaquín en la universidad, pero, ¿como sabía que estaban hablando del mismo Joaquín?, o quizá hablaban de un pata que no era de la universidad.
      -¿Y cuanto tiempo con tu flaco?
      -¿Flaco?, que raro sonó, ese huevón es gordo.
      Hey, un momento, Joaquín también era gordo, todo coincidía… Me entrometí.
      -¿Estás con Meyer? –Meyer era el apellido de Joaquín.
      Mariela, me mira con los ojos extremadamente abiertos y con un terror casual. No sabía que decirme. Luego de negarlo por unos minutos, terminó confirmándolo.
      Qué raro decían todos, aquella noticia era la primicia de la universidad; por cierto, en sitios como la universidad, basta que se entere una persona y se enteran todos. Joaquín y Mariela eran extremadamente diferentes: Joaquín era un gordito demasiado sociable pero sin malicia, Mariela también era demasiado sociable pero con toques de una picardía usual. Mariela era mayor por un año, pero era mucho más vivida que él.
      Luego de una semana, Mariela, otra vez en clases, comenta sobre su relación. Me daba lástima escucharla hablar, hablaba pestes de él.
     -El gordo es un huevón.
     -¿Por qué?
     -Es un imbécil, a la primera semana me dijo que me ama. El muy idiota fue a mi casa a conocer a mis viejos.
     -¿Cómo?
     -Es un pobre huevón…
     -Seguro eres su primera enamorada
     -Me dijo que ya tuvo flacas.
     -Qué raro.
    Y lo que decía no era para aparentar. Cuando el gordo iba a la universidad, ella lo ignoraba descaradamente, lo trataba peor que a una zapatilla barata y con hueco.
    -¿Y por qué estas con él?
    -No sé…
    Nadie del grupo la entendía, Mariela no era la gran cosa, era una chica normal, una miraflorina y nada más. El gordo parecía Barney y vivía en el cono norte.
    Salíamos de un examen, ese mismo día era San Valentín, un día comercialón y consumista. Jenny le arrebata el Nextel, por joder a Mariela, y llama a Joaquín: “Oye Joaquín por qué no vienes a la universidad”, en alta voz pudimos escuchar: “Yo quisiera ir, pero Mariela no me quiere ver”. “Qué tal cojudo”, decía entre sí. Entendía cada vez más la nota...
    -El gordo fue a mi casa y se cagó porque yo iba a salir con mi vieja y mi hermana a comprarle sus útiles.
    -Y que fue.
    -Fue con nosotros, todo el tiempo estuvo sin hablar… Mi hermanita de doce años lo vacilaba.
     -Ese gordo…
    -Fue tan huevón que le forró todos los cuadernos a mi hermana… yo no le dije ni mierda.
    No entendía el actuar de aquel sujeto. Era pisoteado y seguía ahí, dando la otra mejilla.
    Caminaba lentamente hacía las gradas, estaba demasiado agotado, hacía tres años que no jugaba fútbol y jugar, así de repente, me hizo mal. El gordo jugó por mí el siguiente partido; las risas y comentarios aumentaban, veo el campo de juego y observo al gordo con las medías levantadas, “Míralo, que huevón decían”, seguro se creía jugador profesional, se notaba que todo lo que hacía lo hacía con pasión, aunque a la larga demostrara una estupidez inigualable.
    Fin de ciclo y se veía los rostros angustiados de aquellos muchachos que necesitan una gran nota en el último examen para aprobar. Felizmente antes de dar aquel examen estaba aprobado, así que relajado, esperaba junto a Mariela y Raúl el comienzo del examen.
    -Terminé con el gordo.
    -No jodas.
    -Sí, no lo quería hacer por Nextel, pero me llegó al pincho.
    -¿Por Nextel?
    -Lo quería hacer face to face, pero ya no pude más y se lo dije.
    -¿Lloró?
    -No escuché llantos, pero me hizo un drama de dos horas… Me dijo que siempre me amará y me preguntó que si era por otro, eso sí me llegó al pincho, o sea, esta bien que crean que soy pendeja, pero como me va a decir eso, se pasó de niño…. Hasta me preguntó que hizo mal, me dijo que le diera una oportunidad, que le diga como debe ser para seguir juntos.
    Reímos.
   -Fácil hoy entra al examen, borracho y con un ramo de flores en las manos, pidiéndote volver.
    Luego de seguir riéndonos.
    -Ya no quiero saber nada de ese huevón.
   Aunque sé que al gordo le habrá dolido, sé que fue lo mejor que pudo pasar, eran abismalmente opuestos, como polos. Los finales tristes son más fuertes, pero a veces, necesarios.

PD. Por fin aprobé matemática III. Ahora que estoy de vacaciones hasta el 21 de marzo, tendré tiempito para escribir a mi gusto... Prepárense que se vienen nuevos post.

2 comentarios:

  1. Pobre Joaquin.. lo sufri.. jaja
    un beso, chee que estes bien

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  2. @Poyo Skalari :

    Jajajaj, si pues, pobre gordo. Como dice el dicho: "A veces se pierde y a veces se gana", esta vez le tocó perder.

    Un besote y gracias por leer.

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