domingo, 15 de mayo de 2011

Entrevista (la revancha)

Era un día normal, un viernes como cualquier otro. Entro a la sala de cómputo de la facultad de Lenguas Modernas de mi universidad, me siento y divago por el ciber espacio. Abrí mi correo, simplemente para hacer hora, ya que no había Messenger, ni Facebook, ni cosas en las que pueda hueviar un instante. Revisando, observé un correo de un destinatario que se me hacía un poco familiar. Era el contacto de una empresa diciéndome que llame y coordine sobre la entrevista.
Al día siguiente llamo, era sábado y nadie contestaba, el domingo también lo hice y no recibí mayor respuesta.
      Cansado, el lunes llamé por última vez y por suerte, la entrevista quedó pactada para el miércoles. Para eso tenía que salir temprano de Comportamiento Organizacional, faltar a Microeconomía I y luego de la entrevista, irme lo más rápido posible a la universidad para el seminario de Estadística.
      Llegó el día D, hice todo lo planeado, al pie de la letra. Fui a la universidad, entré a la biblioteca y encontré a Gretel y a Keyla estudiando estadística, las saludé y le pregunté a Keyla como nos había ido en el caso de Comportamiento, “Bien, nos sacamos 18”, dijo. Sonreí y charlé un toque hasta que el bibliotecario me invitó a retirarme si es que quería seguir conversando. Salí. Pregunté al guachimán de la puerta con que carro podía irme de frente a la av. Flora Tristán, y el muy conchasumadre me dijo que vaya hasta Javier Prado y de ahí tome otro carro; digo conchasumadre porque desde Benavides hay miles de carros que vayan de frente a dicho lugar; pero bueno…
      Bajé del carro y pregunté a muchas personas sobre dicha empresa, desafortunadamente, me enviaban al desvío, hasta que, de pronto, se me ocurre cruzar la pista, verifico los números y encuentro la puta empresa.
      Una gran puerta de fierros plomos resguardaba la empresa. El calor del sol disminuia cada vez más, aquel sol abrazante había mutado a un sol tímido y alumbrador. Toco, después de unos minutos veo a una señora de las cuatro decadas, se encontraba en el segundo piso, haciendo una seña, como queriendo decir que toque el timbre. Toco el timbre y la puerta se abre. Subo, entro y la saludo. Luego, la tía me entrega una hoja, la cual tenía que rellenar. Cuando finalizo, la tía me invita a la oficina del gerente.
        -Muy bien, Dante –mirándome- siéntate.
        Lo analizo fijamente.
        - He estado leyendo tu CV y bueno, hay una serie de inconvenientes.
        Torcí una ceja.
        -Primero, eres estudiante de administración y aquí queremos a muchachos que estudien contabilidad.
        - Sí, lo sé, pero he llevado muchos cursos relacionados con contabilidad, así que tengo conocimientos sobre eso.
        - Habrás llevado contabilidad I y II, pero acá se quiere a gente que sepa más que eso, como por ejemplo, Tributación, legislación laboral, y esos cursos.
        Chasqueo la boca, mostrando mi descontento. Yo recien cursaba los cursos mencionados y peor aun, algunos, los iba a ver en ciclos posteriores.
        -Por otra parte, veo que no tienes experiencia laboral… ¿No has trabajado ni siquiera como teleoperador en ventas?
        -La verdad no, pero creo que estoy en la capacidad de desenvolverme de la mejor manera en la función que se me otorgue.
        -Leí en la hoja, que tus expectativas salariales son el sueldo mínimo, pero acá a los practicantes sólo se les paga el pasaje y el refrigerio, que en términos de dinero, son 300 soles – finaliza- ¿Qué dices?
        -Pucha, normal, yo sólo quiero practicar –pensando que aunque me paguen una miseria, conseguiría experiencia y me serviría para mi CV.
        -¿Y cual sería tu horario?
        -Puedo todos los días a partir de las tres de la tarde, a excepción de los viernes que tengo clases hasta las 5:10, pero podría pedir permiso antes y estar acá a las 5:00.
         -¿Y los sábados, no tienes clases no?
        -También tengo clases los sábados, pero en la mañana, así que en la tarde no tendría mayor inconveniente.
        -¿Dónde estudias?
        -En la Universidad Ricardo Palma.
        -Ah, en la Richi.
        - Sí –dije luego de mostrar una sonrisa.
        -Ok. Empiezas mañana.
       Esa respuesta fue demasiado inesperada, escuchando todas las trabas que puso, en verdad pensaba que no iba a conseguir el empleo.
        -¿A qué hora vengo, tres de la tarde?
        -Sí -y finalizando- puedes venir con la ropa que te sea más cómoda.
        Sentí un alivio porque es pesado usar terno todos los días, además no estoy muy acostumbrado a usarlo.
        -¿Con zapatillas, camisa, normal?
        -Así es.
        Le extiendo la mano y me despido

PD1. Ya tengo un poco más de una semana trabajando, a decir verdad, al segundo día quise “patear el tablero”. Pero luego de analizarlo, tenía que darle un cambio a mi vida y no desaprovechar las oportunidades que se me presentan.
PD2. Tener 19 años recién cumplidos y ser Asistente Contable, como que le da un plus. Aunque sea compensa un poco la miseria que me pagarán a fin de mes.

3 comentarios:

  1. Tan mal no fue, ¿verdad? A mí me han choteado de varias entrevistas solamente por ser estudiante. Tal vez sea hora de revisar nuevamente los Clasificados.

    Felicidades por tu trabajo y para adelante amigo.

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  2. Acabo de conseguir una cita para trabajar como articulista en la revista mensual de la Universidad. Espero que sea un trabajo digno.

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  3. Edch:

    Como me dijo un brother, es mejor que busques chamba en la bolsa de tu trabajo, quizá tengas más posibilidades. Claro, pero sigue intentando a través de internet y anuncios de diarios serios, no pierdes nada...


    Luis Omar:

    Pucha, qué paja, ojalá y la hagas... Ya veo ya, la columna llamada "una confesión", jaja :)
    Ya era hora que ese periodico aburridón tenga toques de literatura; éxitos.

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